CAPÍTULO 02

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Fui el más valiente de todos mis compañeros del colegio, me encanta la adrenalina, no le tengo miedo a nada, mucho menos a la muerte - Pensé que era así hasta esa noche...

Me pasó por la mente en matarme más de diez veces, por la incomprensión que vivía día a día con mí "supuesta familia"

Ese momento en tan solo un segundo me recordé de cada palabra que escribo, creo que fue para perder el miedo.

Decidí enfrentar el momento, salvar a mi hermano, matar a ese ser que ahora ya no vivía en mi mente.

-Perderé el miedo tomando el palo de escoba, pensé mientras empuñaba mi arma.

Decidí salir a ayudar a mi hermano, sacarme la duda de quién es esa persona que se está haciendo pasar por mí, me puse fuerte y firme, sentía que mi corazón ya no latía.

Me propuse abrir la puerta, busqué el cerrojo en esa casi oscuridad tan compleja, cuando llegué a tocarla, giré en mi desesperación a ambos lados, sin encontrar que girase por completo, me era imposible, alguien había cerrado por fuera.

-¿No lo entiendo? Solo se podía cerrar por fuera con una llave, ¿Pero cómo?

El celular se apagó, escuché el tono que hace viendo el último reflejo de esa noche; no entendía por qué esa noche era muy oscura, no miraba absolutamente nada, pero si se escuchaban algunos sonidos; gatos maullando, perros ladrando y unos pasos que se aproximaban en silencio, por el sonido que hacía fusionado con mi imaginación , logré ubicar al sujeto subiendo las escaleras, con dirección hacia mi cuarto.

No puede ser, ¿Quién será?, ¿Será mi hermano?, ¿Será el quien se hizo pasar por mí?

Pienso muchas cosas, mejor me encierro y no salgo más hasta que amanezca.

Traté de dar un paso largo rumbo a mi cama, hasta que alguien tocó la puerta

-toc toc toc – sonó mientras mi corazón daba sus últimos latidos.

-Toc toc toc – sonó otra vez, pero esta vez bruscamente y con algo de fuerza; ¿No sabía qué hacer?, no podía hablar, ni moverme, creo que no podía ni respirar; sentí el cabello erizado, la piel muy fría, sentía que me escarchaba, creo que un segundo pasó en más de una hora...

-¿Estas ahí enano? – dijo la voz de mi hermano por detrás de donde me encontraba.

La sangre volvió a circular por todo mi cuerpo, me demoré como tres segundos en responder.

- ¿Hans eres tú? – Dije con una voz infantil asustada.

- Si soy yo, ¿Quién más? ¡Abre la puerta! – Me dijo algo furioso y acelerado.

Cuando me dispuse abrir el cerrojo, sentí de nuevo miedo, como que poco a poco me temblaba todo el cuerpo, mis manos no obedecían a lo que mandaba, mis dientes emitían chasquidos que rápidamente corté cerrando bien la boca.

No logro entender lo que me estaba pasando, pero algo me decía, que ese ser detrás de la puerta, no era mi hermano; me dispuse a girar el cerrojo, cuando me di con la sorpresa que ya no estaba con llaves.

Abrí lentamente la puerta, la puerta sonó como las viejas películas de terror.

Solo faltaba el paso de un buitre o el sonido de un búho en esa noche escalofriante.

Cuando terminaba de abrir la puerta, vi a mi hermano Hans parado en absoluto silencio, no traía nada a la mano, ni una linterna, ni su celular, no me dijo absolutamente nada.

¿No entendía cómo llegó a subir a mi cuarto?, con las luces apagadas era imposible hacerlo de noche.

No llegaba ver su rostro, más si su porte de militar, lo miré aterrorizado de arriba para abajo y viceversa, logrando fijarme en un detalle... ¡No traía puesto los zapatos!

Al no saber qué hacer, y tratar que el miedo no se apodere otra vez de mí por completo, empecé a hablarle de forma confiable como siempre lo hago:

-¿Hans por qué demoraste tanto? – le dije, sin escuchar respuesta alguna.

No sabía qué hacer, creo que no era el, o si era, estaba confundido por su comportamiento extraño. ¡Solo quiero que me responda!

-¿Por qué no me respondes hermano? – Dije, creo que dirigiéndome al vació, algo me decía que ese ser era un fantasma o algo parecido como las películas de terror, me empezaba asustar más, las lágrimas hacían un llamado dentro de mi, para salir y expresar llanto y desesperación, cuando de repente...

¡Hans se empezó a mover!, movió un brazo, busca algo dentro de su pijama, en pocos segundos logro ver que saca entre la mano algo resplandeciente, es su celular.

¡Es el bendito celular! Por fin algo de luz.

El reflejo de la linterna del celular daba hacia el piso, y poco a poco giró con dirección a su rostro; yo parado miraba cada movimiento de mi hermano, sin escuchar hasta el momento ninguna respuesta.

No entiendo cómo puedo temerle a mi hermano, quizás tenga algo de envidia sobre él, y algo de cólera por las veces que me regaña cuando hacía mis travesuras; es un chico apuesto e inteligente, lo admiro bastante, es muy bueno en el deporte del futbol y en lo académico también, es un genio.

Gracias a Hans logré no ser castigado muchas veces por el profesor "pepón" de matemáticas, que por una simple tarea no resuelta, nos hinchaba las nalgas de puro "palo palito".

El viento azotó nuestros rostros, estábamos frente a frente aquella fría y solitaria noche, cuando empecé a darme cuenta que Hans trataba de decirme alguna palabra, lo hablaba en una voz muy baja, algo lo impedía decir las palabras con más fuerza y claridad.

Le miré fijamente a la parte alumbrada por el celular, daba justos a su boca, en el cual pude deletrear que me decía:

-¡E naa no! – y fue cuando entonces su cabeza se desplomó de su cuerpo y rodó hasta chocar con mi pecho...

---------------------------------------> Hola gente, les gustó la segunda parte, comenten porfavor... saludos a todos.

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"Un sueño confuso"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora