El día siguiente me desperté tarde y con dolor de cabeza. El recuerdo de la muerte de mi madre me golpeó con fuerza, por lo que me acurruqué debajo de las sábanas y me negué a abrir los ojos.
Cuando me decidí a levantarme, fui a la sala. Allí me sorprendió un Harry dormido en una de mis sillas destartaladas, sin gafas y con la cabeza apoyada en la mesa.
—¡Sigue aquí! —susurré con incredulidad.
Me acerqué a él. Me di cuenta de que estaba babeando un poco, así que intenté limpiarlo con la manga de mi camisa. En cuanto lo toqué, se incorporó con sobresalto.
—¡M-malfoy! —exclamó somnoliento. Su cabello estaba más revuelto que de costumbre.
—Sigues aquí —murmuré de nuevo.
Harry me miró como si no comprendiera lo que quería decir.
—Por supuesto —dijo, como si fuera evidente—. No me iré hasta que dejes de necesitar mi compañía.
Mi antiguo orgullo me instó a decirle que no necesitaba su compañía, pero mis verdaderos sentimientos, que se retorcían de una manera parecida al alcohol en mi estómago, insistían en que informara a Harry de que jamás dejaría de necesitarla, así que me quedé callado.
Harry me miró con lástima, me acarició la mejilla derecha y se fue a hacer unos huevos.
Yo me sonrojé e intenté no sonreír.
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NA: me gustaría que comentarais un poco </3
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Caminos
FanficTras el fin de la guerra Draco Malfoy vive en la miseria, trabajando para poder pagarle las medicinas a una Narcisa tremendamente enferma. Harry Potter, en cambio, es feliz en grado sumo: es auror, está prometido con Ginny Weasley y, en general...