Capítulo 4.

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Para Malia, había sido muy divertido el suceso de la tarde de ayer, con Vince, ese joven lindo y atrevido que, sin conocerla, se atrevió a desafiarla de cierto modo

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Para Malia, había sido muy divertido el suceso de la tarde de ayer, con Vince, ese joven lindo y atrevido que, sin conocerla, se atrevió a desafiarla de cierto modo.
Malia se odiaba un poco en estos momentos, porque no podía sacarse su nombre y sonrisa de su cabeza. Para ser sinceros, el tal Vince era demasiado atractivo: moreno, castaño, alto, de buen físico y con una sonrisa deslumbrante. Malia fue una tonta al haberse alejado del primer chico que mostraba interés en ella, pero... así es ella.

Malia salió de la cocina con una manzana en la mano y miró hacia la calle; su hermana, Alexa, estaba parada fuera de su casa despidiendo a alguien con la mano de derecha y, en la izquierda, tenía un pequeño papel blanco. Malia no podía creer que su hermana fuera tan amigable con las personas, Alexa y Malia eran muy parecidas físicamente, pero mentalmente eran todo lo contrario.
Alexa tenía la mentalidad de estar alegre todo el tiempo, pues ella es consciente de que su vida algún día terminará y está segura de que, el tiempo que tenga, quiere vivir su vida al máximo y siempre con una sonrisa.
Y Malia... pues ella trabajaba mucho en ser ella misma y, al ser ella misma, provocaba que muchas personas la odiaran, pero ¿qué tiene de malo ser uno mismo? Pero había un problema y ese era que a Malia le fascinaba caerle mal a la gente.

Alexa se adentró a su casa y Malia la interrogó:

-¿A quién despediste y qué tiene ese papelito blanco en tu mano?

-Vaya, eres muy chismosa, hermana -Alexa rió-. Un chico de mi salón me trajo este papelito que dice que me quiere mucho, aunque obvio yo a él no, me parece muy tonto.

-Wow, tienes chicos detrás de ti, ¿eh? -Malia puso cara de pícara, siendo muy amigable en ese momento.

-Sí, y la verdad son muchos, pero no quiero un novio en estos momentos. Para tener diez en la escuela necesito tiempo y espacio, y un chico no me puede dar eso ahora mismo -Alexa se dirigió a la cocina y tiró el papelito en el cesto de basura.

-Qué inteligente y madura, hermana -Malia sonrió-; lo mismo pienso yo.

-Ajá... -Alexa se mordió una uña-, aunque tú ya estás grandecita, deberías tener novio para que seas feliz.

-Puedo ser feliz por mi parte, sin nadie más -dijo Malia, arrogante pero veraz.

-Pues no se nota que seas muy feliz, eh -declaró Alexa y se alejó de su hermana, para ir a ver vídeos en su computadora.

Malia rodó los ojos y se dijo a sí misma:

-Sí soy feliz.

Pero ella sabía que no lo era.

Vince.

¿Por qué ella era tan cortante? ¿Qué gana siendo así?

Siempre me gustó la idea de hacer felices a las personas, o al menos tratar de que sonrían una vez al día y, al ver a Malia, todo en mí me indicó que ella era la indicada para hacer sonreír todos los días.
Me encanta ser un romántico empedernido y me encanta aún más haber descubierto que sí existe el falso amor a primera vista. ¿Por qué falso? Bueno, es falso amor porque no sé nada de Malia y, quizás cuando la conozca, todo ese falso amor se va a ir al caño pero, también existe la posibilidad de que, cuando conozca a Malia, la vaya a amar de verdad.
No sé, pero ella me llamó mucho la atención; se ve muy infeliz y cuando la vi dije: "Vince Peterson, esa chica necesita de ti así que ¡ve a por ella!"
Y fui a por ella y no triunfé, pero sí descubrí que a ella le gusta intimidar a las personas.
Pero, ¡qué va!, todo ser humano tiene errores y una mujer tan guapa como Malia no podía quedarse sin errores.

Como sea.

Iba caminando hacia el gimnasio y vi a una jovencita muy parecida a Malia y, como mi propósito es hacer sonreír a Malia, me acerqué con cuidado a la joven.

-Hola -sonreí para tratar de brindar confianza. Tenía facciones muy finas, como Malia. Estaba seguro de que ella era su hermana.

-Hola -sonrió también-, ¿quién eres?

-Soy Vince Peterson -le extendí la mano y ella la estrechó-, el guardián de Malia Clayton, ¿la conoces?

-¿Malia Clayton? -repitió la jovencita y abrió sus ojitos, admirada-, ella es mi hermana. Yo soy Alexa Clayton, un placer -sonrió de nuevo-. ¿Cómo está eso de que eres el guardián de Malia?

-Los guardianes como yo tenemos como misión hacer sonreír a las personas tristes o amargadas -ella rió-, al menos una vez al día y me he encomendado la tarea de hacer sonreír a tu hermana al menos tres veces al día.

-¿Hace cuánto la conoces? -cuestionó la pequeña Clayton, con sus brazos cruzados.

-Aproximadamente cinco horas -reí y ajusté mi mochila del gimnasio a mis hombros. Alexa también rió.

-¿Y qué buscas? ¿Cómo supiste que yo soy su hermana? -preguntó con su dulce voz, nada parecida a la voz de Malia.

-Te pareces físicamente a Malia -sonreí-, y pues... necesito que me des pistas sobre tu hermana o algo por el estilo. -Rasqué mi nuca-. Ella llamó mucho mi atención y creo que necesito hacerla feliz.

Alexa soltó una carcajada y dijo:

-Linda forma de decir que te gusta mi hermana.

Yo guiñé un ojo.

-¿Qué quieres saber sobre Malia? -Alexa preguntó con una cara pícara.

-¿Ella sonríe? -pregunté haciéndome el payaso y Alexa sí rió y asintió con la cabeza.- ¿Puedes pasarme su número? Y... ¿cuál es su comida favorita?

Alexa no me contestó y se metió, a lo parece ser, su casa. Estuve a punto de retirarme de ahí, pero luego vi a Alexa apresurándose hacia mí. Ella tenía un papelito blanco en mano y me lo entregó.

-Ese es su número -señaló el papelito-; espero que no seas un violador. -Reí.- No tiene comida favorita, sin embargo le encantan los muffins de chocolate. Ahora vete, que Malia viene hacia acá.

Sonreí y despedí a Alexa con la mano, ella accedió y después me alejé corriendo de la casa de los Clayton, con el número de Malia Clayton, una chica difícil, en mis manos.

Sobre amor y otras enfermedades crónicas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora