FLORES PARA KATE | LIBRO #2.5 |

I.

Presente

Su cabello lucia despeinado y lleno de vida. Para Michael en ese momento ella parecía una diosa completa sonriendo mientras cantaba "I Walk the Line" de Johnny Cash. Sus manos se encontraban enterradas en la arena con guantes de jardín mientras con tijeras cortaba algunas ramas secas. Había pasado un largo tiempo desde que Michael no le veía, en especial desde que su madre tres años atrás le hubiese prohibido las visitas con su padre al jardín al ver a su hijo besándose con la hija del jardinero.

Michael estuvo tan rabioso durante semanas que no le hablo a su madre en ese entonces, incluso había decidido irse a vivir con su padre de vuelta a Nashville. Pero no lo hizo gracias al reconocimiento que por fin se le estaba dando en L.A en la escuela. Pero no supo más nada de ella, hasta esa tarde de viernes.

No tenía la voz más melodiosa del planeta, pero le gusto tanto lo que vio en ese momento que no pudo evitar pensar en su loca y contraidamente que sonaba bastante bien. La chica se levantó del suelo sacudiéndose tontamente con su overol de jean desgastado y su camiseta blanca pegada al cuerpo. La observo durante otros minutos más antes de que la chica le mirara y entrara en pánico.

— ¡Lo siento señor Jones! —Exclamo asustada—. Se me fue el día, le prometí a su madre haber desaparecido para cuando usted llegase pero quería evitar que a mi padre le tocase demasiado trabajo para mañana —Tomo una coleta y amarro su cabello desordenándolo más. Él noto que ya no lucia su hermosa cabellera larga, que ahora llevaba el cabello corto hasta la barbilla y seguía luciendo preciosa. Mancho sus mejillas de barro y Michael dudo si correr y lanzarse con ella al barro o salir corriendo de allí para evitar grandes problemas.

La verdad le parecía apresurado volverse loco en ese momento, pero teniendo en cuenta que habían pasado tres años, no la había vuelto a ver y para colmo, ella le había dado su primer beso. No era algo creíble, teniendo en cuenta quien era Michael, un hombre apuesto y excéntrico, pero no fue así todo el tiempo, a sus 15 paso por la pubertad y fue horrible, a los 16 simplemente estaba comenzando a ponerse en forma gracias al futbol y ninguna chica jamás lo había besado porque lucia "terrible" "feo" "poco agraciado" pero ella lo hizo y aunque fue asqueroso al principio, con los minutos se tornó algo que realmente no iba a olvidar nunca. No lo hizo, su apresuradamente lo demuestra.

—No se preocupe señorita...

—Katelyn—Respondió por él. Claro que recordaba su nombre, pero quería que ella se lo volviese a decir, porque esperaba no equivocarse al llamarla.

—Kate, no te preocupes. Mi madre no llega hasta pasadas las seis y apenas son las tres de la tarde. No muerdo, bueno, lo hacía cuando pequeño pero ahora sinceramente no me va mucho eso del canibalismo—La chica bajo la mirada hasta las flores y rio. Algo en él se revolvió de solo hacerla reír, estaba luciendo particularmente estúpido en ese momento—. No es que no me agrade tu presencia, pero... ¿Qué le paso a Ralph?

—Oh bueno, papá ya es un hombre de edad, no está en sus mejores condiciones para seguir trabajando pero lo hace porque quiere que mis hermanas y yo seamos profesionales algún día. Hoy amaneció muy mal así que lo suplante—Kate se encontraba en sus 17 años, era una chica inteligente, la más trabajadora de la familia y la que realmente le quedaba un poco de gratitud para con sus padres.

— ¿Y la escuela?

— ¡Bueno, una faltadita no le hace mal a nadie! ¡Al llegar a casa me pongo al día con una amiga que vive a solo dos cuadras de la casa! ¡No pasa nada, ya me iba igual!

— ¿Por qué te quieres ir tan rápido? —Pregunto de la nada Michael. Tenía que aprender a cerrar su bocota de vez en cuando antes de decir algunas cosas. Internamente se dio unas cuantas cachetadas, tres para ser exactos—. Hace mucho que no te veía, Kate. Se te extraña por aquí, hubo un tiempo donde colocaste este jardín precioso, y hoy ha quedado igual.