VII.

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En toda novela de amor hay un millón de pros, también de contras y esta no era la excepción. En todas las historias hay una chica y un chico y lo olvidaba, una antagonista. Las madres, los padres, la exnovia, cualquiera podría ser el antagonista en la historia de dos y en este caso, el antagónico ya tenía ganador.

Quisiera decir que hubo lágrimas, gritos y locura. Que hubo atrevimiento, descaro y muchas palabras sin sentido, pero no fue así. En cuanto la madre de Michael Jones dijo "Fuera de mi casa", las Michigans estaban fuera de allí. Había dos momentos en la vida de un chico como Michael que eran cruciales, cuando tenías que elegir y cuando simplemente tenías que quedarte callado, para su bien escogió la segunda opción, aun cuando cobarde fuese. Lo hizo porque después de la despedida terriblemente silenciosa entre Kate y él, llegaron los gritos y no precisamente para la chica.

Unir a dos ex podía funcionar en otros lugares, podría funcionar con personas que acabaron en buenos términos, pero con los dos padres de Michael no era así. Entre gritos, rabietas, y algunas otras fuertes palabras los Jones y el novio de su madre estuvieron en una guerra campal llena de egos, resentimiento y pasado.

El amor a veces funcionaba y a veces no, así de fácil. Para cuando todos los no pertenecientes se fueron de casa, el ultimo que no hacia parte en ese momento, desapareció escaleras arriba. Michael Jones, lleno de resentimiento, con profundas ganas de llorar y a punto de estallar empezó a recoger la basura que se encontraba en el lugar.

Su madre por su parte simplemente lo seguía en silencio, hasta que sintió que tenía espacio para soltar las palabras y aunque no lo tenía, las soltó.

—¿Por qué te empeñas en hacerme sentir miserable? —Pregunto su madre.

El chico soltó la bolsa llena de basura y dio media vuelta para encarar a su mamá. Nunca antes lo había hecho, prefería salir del lugar para no gritar, siempre escapaba. Desde muy pequeño aprendió que era mejor escapar antes que dejar que su enojo hablara por él, pero ese día no se contuvo más.

—¿Yo te hago sentir miserable, mamá? —Pregunto el chico con la voz quebradiza—. ¿Yo soy el que no puede soportar ni un poco de incomodidad? ¿Qué tan miserable te hago sentir?

—Haces siempre todo lo posible para recordarme el pasado, si no es tu abuela, es tu padre, si no es tu padre son tus hermanos. ¿Si quiera piensas en mí? —La mujer le miro y el chico sintió que sus ojos estaban a punto de estallar por culpa de las lágrimas que estaba guardando—. Y, por si fuera poco, traes a la hija del jardinero a casa. Debí dejarte viviendo en Nashville.

—Sí, quizás debiste dejarme en Nashville. Quizás debiste simplemente no pelear por tenerme aquí—dijo las palabras y entonces se soltó a llorar.

La familia era algo que no podías cambiar, eso es cierto. Y a veces es ella la que más duro te va a golpear y el golpe que más duele, porque nunca te lo esperas llegar.

—¡Michael, el mundo no gira a tu alrededor!

—Dite eso tú mamá, ¿sabes qué día es hoy? —pregunto secándose con rabia sus lágrimas—. Hoy es mi cumpleaños y ni siquiera llamaste para felicitarme. Papá vino desde Nashville solo para darme un abrazo, mi abuela me llamo temprano para decirme cuanto me amaba, mis hermanos, a los cuales no veo hace mucho me dijeron lo mucho que me habían extrañado—sus palabras se entrecortaban mucho—. Y la hija del jardinero como tú la llamas, me hizo un pastel. El último mes, han sido las únicas personas que realmente se han preocupado por mí, ¿y sabes que es lo peor de eso mamá? Que no estabas en ninguno de esos momentos.

—Michael, yo...

—No, el mundo no gira a mi alrededor. Pero al parecer el tuyo sí y está bien, lo entiendo, hay cosas más importantes que yo, pero no te robes el protagonismo hoy, mamá. No lo empeores.

FLORES PARA KATE | LIBRO #2.5 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora