Te elijo a ti.

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14. Te elijo a ti.

El día de la Gran Decisión Intercambiable se celebró en el Inframundo con mewmanos y demonios por igual. Angie y Raphael también estaban invitados, los dos habían tomado con relativa calma lo acontecido, apoyando a su hijo incluso en una situación tan hilarante. Dentro del salón de baile la excitación dominaba, y Marco, escondido tras las escaleras que llevaban al salón, vestido con las mejores galas que las reinas le pudieron proporcionar, estaba a punto de entrar en pánico.

Se suponía que ese día los dos herederos al trono le ofrecerían sus últimos regalos, algo que simbolizara su relación. Marco debía elegir uno y si la Luna Roja los iluminaba, se suponía que habría tomado la decisión adecuada, de lo contrario... nadie sabía que pasaría de ser distinto.

Finalmente, el momento llegó, Angie y Raphael abrazaron a su hijo cuando las trompetas sonaron, anunciando que el cortejado tomaría su decisión.

Ante el llamado, los invitados se congregaron alrededor de traga luz desde donde la luna debería bañar a los próximos prometidos, solo dejando un circulo despejado para los dos herederos reales. Star, con su bonito vestido malva, el cabello envuelto en un moño y la corona sobre la cabeza y Tom, con su traje blanco impecable y una corona color rubí que parecía incómoda de cargar.

Bien, Marco suspiró, era hora.

Las trompetas pararon cuando finalmente entro al salón, se detuvo en el descanso de la escalera que lo elevaba por sobre el público, mientras un sirviente anunciaba con voz nasal su aparición:

—Marco Díaz, cortejado de los excelentísimos y majestuosos herederos al trono, Star Butterfly y Thomas Lucitor, procederá a tomar la "Gran Decisión Real Intercambiable" ¡Que se presenten los regalos!

Al contrario de la pompa de todo el evento, Star presentó una maceta con una mano floreciendo en vez de una flor.

—Un brazo floreciente, porque siempre estás para echarme una mano, incluso cuando ocasionalmente te rompa un brazo.

Tom, nervioso como estaba, presentó un ramo de rosas. Todos se miraron entre sí cuando el ramo se prendió en llamas.

—Rosas en llamas, porque eres tan radiante y extraño como ellas, y fascinas a todos con esa peculiar belleza.

Esa era una declaración, allí, frente a dos reinos enteros.

Star supo cuál era la decisión de Marco apenas Tom mostró su regalo, incluso antes de que él esbozara una ligera sonrisa y descendiera por las escaleras. Bajando hasta el salón y deteniéndose por un segundo para mirarlos a ambos, miró a Star y sin el mayor remordimiento, se giró hacía Tom.

—Tu regalo es el que quiero. —Le sonrió, acogiendo el regalo entre sus brazos, las llamas no quemaban. Tom se puso tan rojo que nadie se habría sorprendido con que se prendiera en llamas, tal como sus rosas.

Y, descendiendo desde el tragaluz, una suave luz roja los iluminó.

Antes de que Manfred llegara a pronunciar algo,S tar le arrebató el megáfono de oro con el que anunciaba, y dio a conocer a todos con voz estruendosa:

—Les presento, señores, señoras y cualquier otra cosa que esté invitada, al nuevo y fabuloso prometido real del inframundo, ¡Marco Díaz!

La gente vitoreó entusiasmada y sin ningún reparo, Star corrió a abrazarlos. Por ese pequeño momento, todo estuvo bien.

Hubo un baile después de ello, se suponía que las visiones y los extraños síntomas debían desaparecer después de la ceremonia. Marco comprobó, con cierto asombro, que sus manos comenzaron a aclararse de nuevo.

—Eso es una buena noticia. —Fue enseguida a mostrárselo a Tom, ya que Star estaba bailando con un chico de la corte que la había estado invitando a bailar desde que empezara la fiesta. Los padres de Marco charlaban con los reyes, y Tom vio su oportunidad para que se escaparan. —Hey, ven.

Marco lo siguió sin chistar hasta el jardín. La vegetación del inframundo era distinta a la de Mewni o la tierra, el pasto era rojo y caliente y el agua de las fuentes era en realidad lava hirviente.

Se sentaron en un pequeño banco a observar el suave brillo de las luciérnagas demoniacas iluminar el jardín.

—Así que... —Marco rompió el hielo. —Te gusto.

Tom se puso tan rígido que juró podría limpiar el piso utilizándolo de mopa.

—Bueno...

—¿E ilumino tus días?

—Marco, basta...

—¿Con mi excepcional belleza?

—Oh, vamos...

—Y te fasci- ¡Hmp!

Los labios de Tom fueron una pequeña caricia contra su boca, la tibieza de su toque evitó que siguiera hablando solo para corresponderle.

Pasó un minuto, la suave luz de la lava y el sonido que hacía al deslizarse por la fuente los arrulló.

—Sí, me gustas. —Tom concluyó una vez se separaron, la mejillas sonrosadas y sus cuernos en llamas.

—Ya sabes, tu actitud me dio la ligera impresión de que así era. —La suave sonrisa de Marco terminó de avergonzar a Tom, el humano se rió de él.

—También me gustas, por si el hecho de que ahora estemos comprometidos no te ayuda un poco.

Tom decidió callarlo con otro beso.

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Nota:

Hice este conjunto de viñetas tan corto como pude, creo que eso demuestra lo mucho que me gusta extender las cosas, pero creo firmemente que cada una de las viñetas fue necesaria. También sé que es algo cliché, así que lo siento Lunita, pero tu regalo fue hecho a base de mis mejores cartas bajo la manga. Aún así, me encantó, espero que a ti también.

Para los que leen, déjenme avisarles que no hubo, ni habrá, lemon porque considero que estos personajes son unos niños aún, su manera de desarrollarse en la serie así lo indica, y lo único suficientemente saludable para una relación tan nueva entre ambos, sería un beso. Espero, de todo corazón, lleguen a entenderlo :)

Finalmente, les deseo felices fiestas a todos y un próspero año nuevo, espero les haya agradado la lectura :)

¡Gracias por leer!

Rosas en llamasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora