𝓒𝓐𝓟Í𝓣𝓤𝓛𝓞 1.

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Era una noche como cualquier otra en el sur de la Florida, sofocante y húmeda, justo acababa de comenzar a ponerse realmente caliente y la manada de las Lunas Sagradas iba a asestar un golpe a los vampiros. La luna estaba cerca de ser luna llena y los lobos estaban en asamblea alrededor del Boulevard Biscayne en el Parque Bicentennial. Realmente no estaba fuera de la ciudad, la mancha urbana de Miami se ha extendido tanto que llega hasta el golfo y a los Everglades. Hay pocos lugares en donde la manada pueda correr a la luz de la luna y este es uno de ellos.

Jeon Jungkook, suspiró y se quitó su empapada camiseta, revelando el tatuaje de la manada que se había hecho tatuar cuando celebraba su cumpleaños número quince. Un lobo aullando ante una luna decoraba su musculoso hombro izquierdo y un resplandeciente piercing con un sol cubría la mayor parte de su pezón derecho. El tatuaje enviaba un claro mensaje a cualquiera que pudiera leerlo, pero para ese momento usualmente era demasiado tarde. Suspiró irritado mientras cuidadosamente dejaba la camiseta en el asiento de su motocicleta hecha a la medida. Él ya estaba de un humor de mierda, y la jodida humedad no estaba ayudando de ninguna maldita forma.

— ¿Qué jodidos? —bufó cuando alguien le cubría los ojos por detrás. Los dedos eran pequeños y fríos y el aroma era un poco a lima. —Quita las manos, Irene —gruñó, impaciente girando la cara hacia ella. —¿Qué es lo que quieres?—Ella hizo un lindo puchero, acomodando su largo cabello hacia uno de sus delgados hombros. 

—No seas un jodido agua fiestas, Jeon. Hoseok  me envió, él dijo que guíes a la manada esta noche.

—¿Qué? ¿Por qué? —Jung Hoseok era líder de la manada por sangre y nacimiento—él podía seguir su herencia todo el camino hasta Cuba, lo que era diferente en Jungkook, que solo podría seguir el rastro de su herencia claramente coreana hasta Chicago. Él nunca podría ser el líder de la manada, pero era el segundo al mando y más cercano a Hoseok que cualquiera otro.

—Qué jodidos sé. —Irene se encogió de hombros. —Él está ocupado, negocios familiares. No es que sepa algo más de eso.

Él había tomado suficiente mierda por ser el único asiático, ser un no cubano entre las Sagradas, el había tenido suficiente de esa mierda para que no le molestara. Pero no le gustaba el hecho de que Hoseok hubiera enviado a Irene para que le dijera que el plan de esa noche había cambiado, en lugar de decirle directamente a Jungkook. Le dio a la chica una dura mirada.

—Entonces ¿por qué envió a una pequeña "quiero-ser" como tú a decirme sus asuntos? ¿huh?—Ella se ruborizó.

 —Yo ya no soy una quiero-ser ahora. Soy su compañera sexual desde hace dos meses, ¿recuerdas?—

—Me gustaría poder olvidarlo. —Como uno de los veteranos de la manada había tomado su parte. Él lo había hecho tan rápido como pudo y no terminó dentro de ella. ¿Qué si ella hubiera quedado embarazada? Él no quería que ningún niño tuviera a Irene como madre.

—Bueno, yo no lo he olvidado. —Ella se acercó entre sus piernas y palmeó su pene sobre los ajustados jeans que él usaba. —De cualquier manera, qué sucedió esa noche ¿no querías compartirme? Hoy puedes tenerme todo para ti. Incluso puedes tomarme en tu forma de lobo si quieres, me gusta el jodido pelo bajo la luna llena.—Jungkook empujó su mano alejándola, con repulsión. 

—No gracias. Paso esta ocasión.

—Cuál es el problema contigo, ¿no te gustan las chicas? —Sus delicados rasgos eran una máscara de furia.

—No, solo que no me gustan las pobres putas.

—¡Cabrón! —Ella escupió en el suelo, obviamente enojada de que la rechazara de nuevo. El dejar su semen sobre su abdomen en lugar del interior de su coño era el último signo de falta de respeto. Eso había dañado su estatus en la manada desde el principio y Irene no se lo iba a perdonar pronto, especialmente cuando él seguía resistiéndose a sus avances. A él no le importaba.

"ℭ𝔬𝔢𝔲𝔯 𝔡𝔢 𝔖𝔞𝔫𝔤"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora