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Tenía la misma sonrisa.

La misma manera de andar y mirar

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La misma manera de andar y mirar. Recuerdo la primera vez que lo ví, realmente me inspiraba a más, su confianza y su mente me hacían encontrar un buen lugar dónde reposar ante tanto desastre a mi alrededor.

Mirarnos, era la manera más instantánea que tenía para mostrarle cómo mi cuerpo se deshacía por completo ante aquel atardecer que me consumía entre rimas y los versos que ambos componíamos, solíamos hacer música con nuestras manos, incluso retroceder el tiempo y revivir los momentos que pasamos.

Tú eras las palabras que me sumergían en el calor que necesitaba, tú eras el panorama que deseaban mis ojos y tus labios la suficiente inspiración para crear arte.

Tardes de café y memorias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora