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Antes que nada, feliz año nuevo bebas, en verdad, gracias por todo, por hacerme sonreír por sus votos y comentarios, son únicas <3


—Creo que ahora tenemos tiempo de sobra para hablar.—susurra mirandome directo a los ojos.

Suelto un jadeo, y es que, si me muevo un poco más podríamos... besarnos. Este lugar es de espacio muy reducido.

—Ahm, yo...—admito que me he puesto nerviosa.

Minutos antes.

—¡CORRAN COMO SI EL DIABLO LES PERSIGUIERA!—grita Charles.

Jadeo y trato de seguir al par de idiotas.

Nos persigue Sam. Y si. El diablo en verdad, nos está persiguiendo, y sé que es inmaduro, pero bueno, somos unos niños.

Pero más Charles y Joey, claro.

Charles se adelanta y gira el pasillo. Maldito bastardo, ese no es mi hermano.

—¡NIÑOS! ¡DEJEN DE JUGAR!—grita Sam. En verdad se ve frustrado.

—Aquí, rápido.—susurra Joey.

Me toma del brazo y nos metemos en un cuarto de mantenimiento. Mala idea.

Abro ampliamente los ojos. Estamos demasiado cerca esta vez. Joey se da cuenta de eso y su rostro enrojece.

—Creo que ahora tenemos tiempo de sobra para hablar.—susurra mirandome directo a los ojos.

Suelto un jadeo, y es que, si me muevo un poco más podríamos... besarnos. Este lugar es de espacio muy reducido.

—Ahm, yo...—admito que me he puesto nerviosa.

Joey suelta un suspiro, y sólo porque se han dejado de oír los pasos y gritos de Sam.

Pinche Charles, no le deso el mal pero ojalá le atrape primero a él.

—Sólo, no le digas a Charles, ¿sí?—está a punto de protestar, pero me retracto un poco:—Quiero decir, no hace falta que le recuerdes, el no es tonto, ya lo sabe o simplemente quiere creer que no es así. Sé que son cómo uña y mugre, ustedes no podrían ocultarse nada.

Joey se pasa la mano por el pelo, tratando de no rozarme con su codo.

—De acuerdo, pero si vuelve a ocurrir vas a decírmelo. Si Charles o alguien más no es consciente pronto, me encargaré de eso.—habla firmemente, algo borde.—Me preocupas, ¿okay?

Me derrito con eso último. Generalmente no permito que me hablen así, pero bueno, es Joey. Lo conozco desde los diez años y además de Charles es cómo mi mejor amigo.

—Gracias, de verdad. No sabes cuanto te aprecio, Joey.

En ese momento se abre la puerta del cuarto, y ambos quedamos expuestos a una situación algo... comprometedora.

little gitnick;; joey birlemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora