***
Frente a su casa solté una gran carcajada, casi lloro de la risa con lo que me dijo, hasta que caí en la cuenta de que él me miraba serio, aunque con una pequeña sonrisa traviesa. Sacó un llavero y apuntó a la puerta, y esta se abrió...-¡O POR DIOS!¡NO ES BROMA!
***Habiamos tardamos unos 20 minutos hasta que su auto entró en un barrio de alto nivel, la zona más cara y exclusiva de la ciudad.
-¿Que hacemos aquí? ¿Vivís en este barrio?-pregunté incrédula.
-Shhh, ya verás-me respondió Javier, sin sacar la vista del camino-. Serra los ojos.
-¿Que?¡No!¿Porque?
-Es sorpresa, ¿no confías en mi?-me pregunto y sonreí al recordar que ya me lo había preguntado antes.
-En absoluto-respondí, pero cerré los ojos de todas formas, esa situación me divertía, aunque me costaba admitirlo.
Estacionó frente a una edificación. Yo aún mantenía los ojos cerrados, pero, al frenar, me dijo que los abriera. Lo primero que vi fue una gran reja, de 2 metros y medio de alto, y detrás, una gran casa. Sin duda era mucho más grande y lujosa que las que habíamos pasado antes. Jamás había visto nada igual, por lo menos no en persona. La casa tenía varios pisos, era grande aunque no excesiva. Lo que más llamaba la atención no era la casa en si, sino el lujoso predio que se extendía a su alrededor. Estaba rodeado por una amplia extensión de de tierra, muy bien cuidada, cubierta del pasto más verde y reluciente que jamás haya visto salpicado por altos e imponentes arboles, y decorada con incontables faroles, estatuas y fuentes, que le daban a la bella casa un aspecto casi... celestial. Entonces vi la inscripción junto a la gran reja: "Residencia de Luis Francisco Leloir" y entendí a que se debía semejante lujo. Estaba frente a la casa del médico más exitoso de Latinoamérica, el mejor y más famoso cirujano del país, un orgullo nacional.
-¿Que hacemos aquí? Saquemos el auto de su entrada antes de que nos echen-dije, lo cual lo hizo reír. ¿Qué le parecía tan gracioso?
-Acá vivo-me respondió, y ahora la que se rió fui yo.
-¿Pretendés que me crea que vivís en la casa del mejor médico de Latinoamérica?¿qué tan crédula te pensas que soy?
-No pretendo que creas nada, pretendo que lo sepas: "el mejor médico de Latinoamérica" es mi papá-me dijo haciendo una mueca aún sonriente, y yo respondí con otra risa más fuerte que la anterior.-¿Porque todos reaccionan así, tan loco es?
Eso sí que no me lo creo, ¿el chico irresponsable que necesita de mis resúmenes para aprobar es el hijo de la persona a la que aspiro llegar á ser? Imposible. He leído muchísimos reportes sobre él y jamás se menciona nada de un hijo, aunque casi todos hablan de acontecimientos medicos: "El cirujano sudamericano Francisco Leloir realizó una cirugía experimental, con un porcentaje de éxito casi nulo, exitosamente" "El doctor Francisco Leloir fue invitado a la Junta médica internacional en representación de nuestro país" "La envidia médica de todos los practicantes de la medicina del país salvó otra vida: "un milagro", como los familiares del paciente y doctores afirman". Enserio quiero llegar a ser como él algún día, esa es mi meta en la vida, lo que me motiva a esforzarme el doble, ¿y este chico me dice que es su hijo? Definitivamente no es posible.
No pude hacer más que reírme ante su comentario solté una carcajada tan grande que casi lloro. Entonces caí en la cuenta de que Javier me miraba serioñ, con una postura de completa certeza. Fue allí cuando sacó del bolsillo un llavero que tenía un pequeño aparatito con un botón rojo colgando. Lo levantó, apuntó a la puerta y, con una sonrisa traviesa, apretó el botón. Automáticamente esta se abrió, y la cara que puse fue tan cómica que el que estaba apunto de llorar de la risa era él.
-¡O POR DIOS!¡NO ES BROMA!- todo esto era surrealista. En cualquier momento despertaré y todo habrá sido solo un sueño... pero no, no desperté.
Javier puso el auto en marcha y lo estacionó frente a la gran puerta de la casa. Yo miraba impactada por la ventana con la boca abierta. Definitivamente estaba soñando, debo estar soñando, esto no está pasando.
Salimos de la 4×4, yo aún con la boca abierta y el aún riéndose.-Tu intuición no vio esto venir ¿no?-me dijo, pero no pude responder, no sé si por la magnitud del lugar en el que estaba o por la magnitud de estar frente a la vida de mis sueños. Yo no podía más que mirar la gran casa y pensar lo que eso significaba: ¿Qué qué se supone que crea? ¿Qué el es el hijo del famoso doctor Leloir? ¿ De ser así, porqué su hijo asistía a una universidad pública y no a una privada? Aunque la universidad a la que vamos es la mejor en medicina del país, no le brindaría ni la exclusividad, ni las herramientas, los laboratorios o las últimas innovaciones en cuanto a tecnología médica, con lo si cuenta una privada. Seguramente era el hijo de algún empleado de la casa o algo así.
Inmersa en la infinidad de cosas que pasaban por mi cabeza tratando de explicarme aquello, no reaccioné cuando Javier abrió las puerta y esperó a que pase. Yo seguía allí, en el pórtico, quieta, petrificada, sin poder procesar todo aquello. Entonces, al ver que no reaccionaba, me escoltó hasta el recibidor y fue ahí cuando salí de mis pensamientos para volverme ante la increíble belleza de todo aquello. Estábamos en un gran recibidor increíblemente pulcro y reluciente, con paredes y pisos recubiertos en mármol o algún material parecido, al igual que la gran escalera que se extendía frente a la puerta y q se bifurcaba en dos. En el centro colgaba una araña también reluciente, debían de tener mucha servidumbre.
Desvíe la mirada del establecimiento para posarla en Javier, que me miraba expectante.-¿Que?-le pregunté incómoda al ser su exclusivo centro de atención.
-Me gusta las caras que pones, algo así como: "Mierda, esto no puede estar pasando" y " Mierda, este lugar es hermoso, debe estar tan limpio que ni aunque pase mi lengua por el piso me efermaría".
-¿Te estas riendo de mi?- le pregunté fingiendo indignación.
-Sep- contestó riéndose-.
-Mostrame tu DNI, no me creo que tu apellido sea Leloir.-él levantó las cejas, pero no dijo nada y sacó su billetera. Me mostró el DNI. Mierda, si es su hijo, aunque no sé si sea malo o bueno, simplemente es...¿impactante? Aunque lo que me llamó más la atención es que hasta serio en la foto del DNI se veía increiblemente atractivo.
-¡No me lo puedo creer!
-No sé porque te sorprende tanto, tu reacción sería más adecuada si te dijera que mi papá es Obama, pero no es el caso-ambos nos reímos.
-¿En la univercidad lo sabe alguien? Si esto se difundirse tendrías a todo el mundo a tus pies, todos los futuros médicos te aclamarían como a un Dios.
-¡No exageres! Solo lo saben unos pocos, y me gustaría que se quedara así.
-Por mi no te preocupes. ¿Tu papá esta?
-¿Porqué? ¿querés un autógrafo?
-ja-ja-ja...- respondí sarcástica
-No, esta en una junta médica en Brasil.
-¿Y te deja la mansión para vos solito?
-Estan los de servicio, que me mantienen vigilado...
-¿Servicio?
-Sip. ¿Quiere que le haga un pequeño tour por la residencia madame?
-¿Te burlas de mi amplio vocabulario? Espero que no estés insinuando que hablo como vieja... Y en todo caso sería madmuasel-dije con fingida superioridad y nos reímos.
Me hizo un detallado recorrido por la mansión.
ESTÁS LEYENDO
Amor ficticio
Fiksi RemajaMicaela piensa que el amor solo existe en los libros, que es solo una ilusión, una fantasía, que el único amor verdadero es el de la familia. Pero al expresar su posición en la clase de filosofía, recibe réplicas de algunos alumnos que argumentan lo...