Elina tenía 8 años de nuevo. Se encontraba en su antiguo cuarto. Miró por la ventana, pero solo vio fuego intenso; afuera el mundo ardía. Su madre entra a su cuarto corriendo, cuando la ve se detiene y la mira con miedo e infinito cariño.
"Mami, ¿Está todo bien?"
Su madre se pone rodillas y la atrae hacia sí. La abraza fuertemente. Elina corresponde a su abrazo y por instante, a pesar de que el mundo afuera se caía a pedazos, ella encontró paz. Su madre apretó más los brazos.
¨" Tú me perteneces" dijo con una voz oscura ajena a ella.
Elina vio a su madre y la llamó, le dijo que la estaba lastimando, que le dolía. La madre apretó más los brazos, pero Elina se separa de ella con una patada. Su mamá la mira y sonríe maliciosamente.
"Ven conmigo Elina ¡Tú perteneces aquí!"
Ella quiere huir, a cualquier lugar, esa cosa no era su madre. Ya no más. De pronto el pecho de su madre se infla y en medio de un sonido gutural, salen varios tentáculos a una velocidad apabullante que la envuelven rápidamente inmovilizándola. Elina forcejea, pero es inútil. Su mamá abre la boca, exageradamente. Un chasquido sonó cuando la mandíbula de su madre se desencaja y se quiebra. Un humo negro sale de allí y pronto adquiere una forma cambiante, amorfa. Su cabeza una mezcla de insecto, con características humanas la mira, sus extremidades por instantes se solidifican, pero después se tornan en siluetas de humo. La criatura se acerca a ella emitiendo un sonido paralizante y la mira. Elina no quiere verla, no quiere ver lo que hay allí, sin embargo, su cuerpo ya no le obedecía. Lentamente la criatura clava sus ojos en ella. Ojos rojos como el fuego, ojos de pura maldad. Vio como miles de almas inocentes eran torturadas en su interior.
"Tal vez creas que has logrado escapar querida" dice la criatura sin dejar de mirarla "pero pronto comprenderás que, de la oscuridad, nadie escapa."
La criatura lentamente abre sus fauces y a Elina solo le queda chillar mientras la devoraba y sumía en las tinieblas.
Elina se despertó gritando. Rápidamente se toca el rostro. Seguía allí. Suspiró aliviada. Con las manos aún temblorosas se apoya en su cama y se incorpora. Lentamente y mirando alrededor entra al baño. Se observa al espejo. Su rostro demacrado y cansado la mira. Ese sueño, transformó los últimos recuerdos de su madre, los cambió, los profanó. El demonio o sea lo que sea esa criatura, ahora sabía su secreto. Sabía su pasado. Elina aprieta los puños y se relaja, no permitiría que ese pensamiento la desenfrenara. Entra a la ducha y se da un largo baño revitalizante. Se tapa con una toalla y sale del baño. Se dirige a la pequeña salita cuando lo ve, sentado en su escritorio.
-Magnus Verinor- dice ella, mirándolo con ligera sorpresa. Al parecer su hermanastro se había dignado ah pasa a visitarla. Aunque conociendo a Magnus o quería algo o sólo estaba allí para molestarla -. ¿Y a qué se debe el honor, hermanito?
-Hola Elina- dice Magnus, no era la voz cálida, ni maternal de Verminia, esta era más fría, desprovista de emoción alguna. Una característica al parecer hereditaria de todos los Verinor, negar que ella no tenía esa misma voz cuando ponía seriedad a la situación, sería negar sus raíces.
El heredero de la corona la mira impasible
- Nuestro Padre quiere verte, Elina
Elina esboza una sonrisa gatuna y lo mira con ojos traviesos
- ¿Y manda al futuro Heredero de la Corona para llevarme? Yo creo que estás aquí por que necesitas algo hermanito.
Magnus, no se inmuta. Elina ve a su guapo hermanastro. Sin duda esos rasgos que tenía atraían a más de una chica a su dormitorio. Cabello rubio, crespo y bien peinado, ojos azules como los de ella, pero en vez del tenue anillo anaranjado alrededor de sus pupilas como en el de Elina, era uno morado; herencia de los Verinor y recordatorio de que jamás sería uno de ellos. Sin embargo, el corazón frío que tenía, su actitud altanera y su manera de interpretar las cosas y salirse con la suya lo hacía al mismo tiempo despiadado. Un ser hermoso con un negro corazón, y apenas tenía 23 años. De tal palo tal astilla, pensó Elina.
-No necesito nada de ti -dijo con petulancia-. Solo vine a un lugar en dónde pudiera escapar de los aburridos deberes reales... y dado que nadie osa entrar a este cuarto...-le sonrió, aunque sus ojos seguían reflejando la misma expresión de frialdad.
-Pues más vale que te retires pues acompañada o no, planeo vestirme y después irme al centro de la ciudad- Elina hace se acerca al closet y después lo mira. Con cara pícara hace el ademán de quitarse la toalla. Magnus la mira y arquea una ceja. Elina resopla y lo mira fastidiada, acto seguido se desnuda ante los ojos de Magnus. Se viste rápidamente, se pone su traje de Cazadora Real y se guarda unas cuantas monedas en la chaqueta.
- ¿Y bien? Porque sigues aquí- le dice a Magnus cada vez más fastidiada. Este imperturbable como siempre se levanta hacia la puerta.
- No mentía con los motivos por los que vine aquí, Elina- le extiende la mano-. Nuestro padre requiere tu ausencia, van a juzgar la veracidad de tus recuerdos.
Elina consideró, darle un puñetazo en la cara, se le ocurrían por lo menos 20 maneras de acabar con él, se fija en el collar que lleva. 21 maneras piensa para sí mientras pasa la puerta y empuja con el hombro a su hermanastro.
-Bueno a que esperamos-murmura-terminemos con esto.
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La profecía de los 4
FantasyUn oscuro mal milenario se levanta, solo una antigua profecía es la única esperanza de toda Midterra.