─Entonces, ya lo descubriste─ sintió una voz profunda y femenina, muy diferente de la de Lilith, era una voz hermosa, y relajante, que no venía del exterior, sino del interior de su ser, pero sabía que algo o alguien la producía y estaba con ella en esos momentos, miró a su alrededor y solo se encontró con su gata.
─ Muy bien atinaste Dione, y ahora es el momento perfecto para presentarme─ dijo el animal posando sus grandes orbes de color ámbar en la pelinegra ─soy Amaris, hija de la luna, y tu guardiana─
La chica se impresionó y aunque no le costó digerirlo, sintió que aún tenía mucho que preguntar, entonces habló ─¿tú eres como ellos?, ¿un demonio?─
─No, aunque a los gatos nos vean mal, somos más de lo creen, somos guardianes espirituales, y yo, soy tu protectora, las verdaderas fuerzas que rigen este mundo me enviaron contigo─ respondió la gata con su mirada fija en la chica.
─Entonces eres una centinela, es interesante, ¿desde cuándo te enviaron conmigo?, ¿quién exactamente lo hizo?─ pregunta la chica.
Dione sintió como todo a su alrededor se distorsionaba, entonces se encontró en un lugar boscoso, un lugar en el que nunca había estado antes, Amaris empezó con un relato.
─ "Cuentan los antiguos hechiceros y magos que cuando se creó el universo y la tierra, al sol y a la luna les fueron asignadas distintas tareas, entre ellas las más importantes, el sol brindaría vida, y la luna tendría la tarea de salvaguardar a todo ser viviente, sea cual sea su índole en el planeta, fue por ello que le brindó a 11 espíritus cuerpos de diferentes seres, quienes serían conocidos como centinelas de la luna.
Un gato, un búho, una lechuza, un venado, un zorro, un conejo, un halcón, un león, una ballena azul, un calamar y un dragón, cada uno de ellos elegido cuidadosamente para vigilar a todos y cada uno de los seres, pero solo a dos de ellos se les asignó una especie en específico.
Un gato, Amaris, quien se encargaría de una especie que aparecería y lo cambiaría todo, los humanos. Por otro lado, un dragón, Aku, quien se encargaría de la tierra y todo lo que crece en ella. Dos magníficas especies cuyos colores representaban lo que es la Luna. En el caso de Amaris, negro, como los secretos que la Luna esconde y Aku blanco, como la pureza que baña su brillo y a todo ser en loa noches.
La luna nunca tuvo preferencia sobre ninguno de estos 11 y todos vivieron milenios en paz, pero llegó el día en el que el sol querría controlar a estos seres, pues la luna no brillaría sin él, y en un intento por controlar lo que él creía suyo, hirió a Aku, haciendo que este cayera en un profundo sueño, del cual nadie pudo despertarlo. El sol tratando de librarse de problemas, culpó a los demás centinelas para no perder su puesto en aquel lugar que ahora es el cosmos, y en consenso, las deidades creadoras decidieron relevar a los centinelas de sus cargos y exiliarlos, alejándolos de toda criatura o ser existente.
La luna enojada con el sol juró venganza, permitiendo así la muerte de muchos en desastres.
Amaris sabía que a pesar de su exilio debía cumplir con su tarea, cosa que no le fue difícil, estando en todos y cada uno de los momentos en los cuales el ser humano ha hecho historia.
Se dice que los 11 aún viven y que siguen cumpliendo su trabajo desde lo más profundo de ciertos lugares, y solo una persona los encontrará y logrará despertar a Aku, y así abrirá una puerta, la cual lleva al jardín lunar, en el cual la luna mantenía ejemplares de cada una de las especies que han pisado el planeta tierra" ─
Terminó la gata su relato y todo volvió a la normalidad, Dione estaba confundida.
─ ¿Y qué tengo que ver yo con esto?, ¿quién te mandó a buscarme?.
─La luna, ella está segura que tú despertarás a Aku─
Ya era complejo asimilar que Lilith hubiese aparecido en su vida, y ahora esto, Dione solo atinó a decir ─ Está bien, ¿qué debo hacer?─
─Debes viajar, me debes seguir, y tal vez encuentres el pasado que no quieres recordar─
Dione asintió, pero todo lo que sucedió la dejó exhausta, aunque sabía que se iba a aventurar a lo desconocido, no sintió miedo, nunca lo había sentido ante nada, solo debía esperar, a que llegara el momento, a que iniciara su posible muerte segura.
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Dione: el sacrificio Oscuro.
Fantastikuna joven encuentra en un bosque un fuego fatuo, y no sabe que a partir de ese momento, su vida cambiaría. Todo misterio debe ser resuelto, y todo mal castigado.