Extra V

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Narra Raph:

Leo: Raph yo no quiero olvidarte.

Leí una y otra vez el mensaje perplejo. ¿Lo decía enserio? ¿De verdad no quería olvidarme?

Todos estos días habían sido raros. De lo más extraños. No solo por mi comportamiento y el de Leo sino que, todo el tema de no vernos y que él me evitará me tenía en un bucle continuo del que no podía escapar. Sin embargo, decidí plantarle cara al problema tras mucho pensarlo y aunque en un inicio pensé que todo había sido un completo desastre ahora no lo veo así. Porque le demostré que me importa de verdad y que quiero que estemos bien. Y después de tanto esfuerzo al fin parece que lo ha entendido. Y tanto es así que hemos quedado en vernos mañana en mi habitación. No recuerdo la última vez que sucedió eso. Y la verdad que me pone algo nervioso a la vez que entusiasmado.

Me aterra la posibilidad de volver a liarla. De decir algo inadecuado y que toda la pequeña muralla de ilusión que se ha empezado a construir en mi interior se convierta en cenizas.

Miedo al fracaso.

Miedo a que todo salga mal.

Miedo a quedarme solo.

De nuevo.

***

Miré la hora. Las cuatro de la madrugada y todavía no había conseguido pegar ojo. Me froté la cara frustrado. Si seguía así cuando Leo acudiese mañana a mi cuarto en vez de encontrar al Raph que conocía encontraría en mi lugar a un zombie demacrado. Suspiré. Los nervios no me permitían conciliar el sueño. Pero debía dormirme. Por mi propio bien.

Tras intentarlo una y otra vez finalmente desistí. Me levanté tratando de no hacer ruido y salí de mi habitación. Me asomé al pasillo. Todo estaba en silencio. Reinaba la más absoluta oscuridad. Caminé con cautela hasta una determinada puerta, la abrí con cuidado y me asomé dentro. Leo dormía despreocupado como un niño pequeño. Sonreí con ternura. Él era demasiado perfecto. Demasiado increíble para perderlo.

Escuché una voz y giré alerta mirando a todos lados. Cerré la puerta de Leo y me acerqué hasta otra. Pegué la oreja. En menos de un segundo deseé no haberlo hecho. No era nada agradable escuchar como tus dos hermanos, uno de ellos el menor se daban el lote apasionadamente. Retrocedí y corrí hacia mi habitación no sin antes echar otro breve vistazo a la habitación del mutante de ojos celestes que me había robado el corazón.

Narra Leo:

En cuestión de un cuarto de hora volvería a ver aquellos ojos esmeraldas que tantas noches habían logrado robarme el sueño. Aquellos óvalos que habían llegado a formar parte de mis más anhelados sueños y últimamente de mis más terribles pesadillas. Pero ahora todo eso daría exactamente igual. Porque ya estaba a punto de ir a su habitación después de tanto tiempo tras lo sucedido. Volveríamos a quedarnos solos, cara a cara. Sólo él y yo. Cómo en los viejos tiempos. Tal y como habría continuado sucediendo si él no hubiese metido la pata hasta el fondo. Aunque está arrepentido. Y ya ha sufrido bastante. Además, me niego a seguir enfadado eternamente. A pesar de que el dolor y el engaño siga ahí, no tengo porqué demostrarlo. Y es probable que el verle me haga olvidarlo un poco. O al menos eso espero.

***

Después de contestarle a Raph los mensajes en los cuales me acusaba de llegar tarde y aclararle que en realidad habíamos quedado a otra hora y que no estaba retrasado llegué hasta la puerta de su habitación. Suspiré hondo.

Inhala. Exhala. Inhala. Exhala...

Sin más preámbulos llamé finalmente a la puerta. Y esta no tardó ni medio segundo en abrirse para mostrarme a un Raph más nervioso que nunca. No recordaba haberlo visto así antes. Ni siquiera en una de nuestras primeras citas cuando éramos novios. Cuando todo estaba bien. Cuando él no me había sido infiel todavía. Cuando...

Basta, Leo, basta.

Deja de torturarte. Estás aquí para olvidarlo. Para olvidar lo ocurrido. Así que, ¿qué tal si empezamos por no recordar lo que sucedió?

-Leo, ¿Estás ahí?

Sacudí la cabeza. Seré idiota.

-Si, si, perdona Raph. ¿Qué decías?- conteste atropelladamente, lo más rápido que pude, tratando de recomponerme.

-Oh... Eh... Nada, que... Hola.

Estaba adorable cuando se ponía nervioso y balbuceaba. Lo hacía ver muy tierno. Muy dulce. Era un Raph completamente diferente al que la mayoría conocía. Eso me gustaba de él. Qué conmigo era él mismo y no se preocupaba por mostrar siempre esa persona ruda que todos pensaban que siempre era.

Sonreí de medio lado.

-Hola, ¿puedo pasar?

-Si, claro, pasa, pasa.

Entré y me senté en su cama. El me imitó, justo a mi lado. Lo observé atentamente. Seguía igual de guapo que siempre. Él siempre fue de lo más atractivo. De repente nuestras miradas coincidieron pero enseguida apartó la vista y la centró en el suelo, en un punto fijo. Vi como comenzaba a estrujarse las manos. Estaba muy nervioso.

-¿Estás bien?- pregunté con ternura.

-Si.

Seguía sin mirarme. Continuaba con la vista clavada en el suelo. Creo que no era consciente de que estaba estrujandose las manos cada vez con más y más fuerza. En un arranque de cariño se las cogí para evitar que pudiera hacerse daño. Logré entonces que me mirara.

-Lo siento- se disculpó- es que... No sé qué me pasa. Estoy muy nervioso.

Me invadió tal ternura por dentro que no pude evitarlo. Me acerqué y lo abracé, como deseaba hacerlo desde hacía mucho tiempo. Y ahí entendí que, a pesar de todo, lo seguía amando. Y comprendí también, que me iba a ser imposible dejar de hacerlo.





N/A:

¡Nuevo extraaaaaaa! ❤

¿Adivinad quien cumple años hoy? Esta nena 😆✨❤ Al fin 17 🙈

Así que he decidido subir un nuevo capítulo, ale. 🙈

Espero que os guste muchísimo! No tardaré mucho en subir otro con una idea muy molongui que me ha dado una lectora. Así que, si lees esto, muchas gracias, me has sido de mucha ayuda ❤❤

Os quiamodoro!!! 😘😘❤❤💞💞


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⏰ Última actualización: Jan 03, 2018 ⏰

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