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17 de enero del 2018, Daegu-Kojang, Corea


El joven con cabellos de un platinado gastado estaba con los papeles de lo que parecía ser su próximo trabajo. Leía con aburrimiento los datos del chico que le brindaría algo de diversión esa noche.

Estaba en su habitación, un lugar simple; una cama y un guardarropas, no tenía ningún tipo de fotos, porque no tenía necesidad de colocar alguna, tampoco tenía fotografías. Tenía un pequeño escritorio, en el cual revisaba los papeles para realizar su trabajo.

De un momento a otro asqueroso olor se hizo presente. Exasperó al darse cuenta de qué trataba, dejó a un lado los papeles para salir de su habitación. Bajó por las escaleras que lo guiaban al sótano, sabía que se había olvidado de algo hace unos días, o una semana.

Abrió la puerta que tenía un gran candado, prendió la tenue luz de la pequeña habitación para encontrarse con un cuerpo en el suelo.

-Perdón por dejarte aquí, Jungkook.-Taehyung habló con lastima hincándose acercándose al chico.-Estás asqueroso, apestas.-negó mirando como un par de insectos se encontraban en sectores donde habían heridas.-Vamos a llevarte a fuera, estás pudriéndote acá dentro.-tomó el inerte cuerpo entre sus brazos para levantarlo sin asco-¿Por qué no me respondes? Hace unos días suplicabas y no te quedabas callado.-salió de la habitación para comenzar a subir las escaleras y así sacar ese asqueroso cuerpo de su casa.-No me mires así, es mi trabajo. Es tu culpa por andar de zorra.-ya en el exterior se dirigió al lugar en el cual siempre quemaba los cuerpos.

Tiró el cuerpo sin cuidado, bajó la mirada a su ropa, esta ya tenía algunas manchas de la sangre de Jungkook. Se quitó la playera y la tiró a un lado del cuerpo, no iba a gastar de su tiempo lavando ropa con sangre de hace días, eso era completamente asqueroso.

Se dio vuelta para ir en busca de un poco de gasolina a su pequeño cobertizo a un lado su casa, en este guardaba todo tipo de cosas ahí, desde herramientas e instrumentos de tortura, hasta instrumentos de limpieza doméstica.

Ya volviendo con el cuerpo, vertió la gasolina en una buena abundancia para asegurarse de que Jungkook estaría hecho cenizas en un rato. Sacó una cajita de fósforos que traía en su bolsillo trasero de sus vaqueros, tomó uno de los pequeños palitos, deslizó de una sola vez el fósforo para que este se prendiera en seguida, lo tiró al momento de que el fuego apareció.

Visualizó las llamas satisfecho por el buen fuego que se había formado alrededor de Jungkook, palmeó sus bolsillos otra vez, pero esta vez para sacar una cajetilla de cigarrillos que tenía tan solo un par, sacó uno para después inclinarse y prender el cigarrillo con las llamas frente suyo.

Lo colocó en sus labios, ahora debía esperar a que las llamas consumieran por completo el cuerpo del chico que había asesinado cruelmente hace una semana atrás. Aún recordaba lo ruidoso que había sido, le molestaba en demasía que sus víctimas gritaran tanto, pero no podía evitar extasiarse al oír las suplicas y desesperación.

Taehyung tenía un pequeño fetiche, uno bastante enfermo y tétrico; Amaba hacer que sus víctimas le suplicaran por un día más de vida, que lloraran por sus torturas, que se retorcieran de dolor, además de gritar por como los metales afilados de sus instrumentos penetraban sus sensibles pieles.

-Soy un enfermo.-soltó riéndose cuando sintió su pantalón apretarse al tener un par de imágenes de algunos de sus trabajos.

En medio de su fantasía su teléfono comenzó a sonar, dejó el cigarrillo entre sus labios y tomó el pequeño aparato en sus manos, visualizó el número de Kyungsoo. Contestó.

Mercenary [Vhope] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora