Capitulo 8

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SOMBRAS TENEBROSAS.

CAPITULO 8.

Salió toda la familia Collins, a la entrada de su casona en remodelación. El ambiente de fondo, eran los trabajadores, que se movían de un lado al otro, con elementos para reparación del lugar.

― Y bien ¿Ya habéis mandado a que preparen nuestro corcel? ―expresó el vampiro, quien se había vestido con un traje bien cerrado, y ocultado sus manos con garras, debajo de unos elegantes guantes. Una enormes, pero finas gafas gruesas de sol, de color negro, cubrían casi por completo su rostro, ayudado con un sombrero de ala corta― Ahora que somos varios, lo ideal es que vayamos en dos carruajes...

― Lo siento, pero no iremos en carruaje ―afirmó Temari, mientras miraba fijamente a su izquierda, como esperando algo―. Ese tipo de transporte hace mucho que no se usa en estas tierras.

― Comprendo, pero ¿Cómo se supone que nos trasladaremos hasta nuestra fabrica? La distancia es considerable, sin olvidar que los niños nos acompañan. Es inconcebible que vayamos caminando.

― No caminaremos, iremos en auto, como la gente normal que somos ―refutó la rubia, mientras su semblante se suavizaba al ver que se acercaba lo que esperaba―. Ahí viene, nuestro querido Chevy.

― ¿Chevy? ―fue lo único que logró articular el pelirrojo, para luego observar como una bestia de metal se detenía enfrente de ellos.

Era un auto viejo, de color grisáceo, cuadrado por ambos lados. Estaba bien cuidado, pero no era algo que fuese agradable ver con los ojos. Incluso para el longevo de la familia, a pesar de su desconocimiento de este transporte. No podía evitar pensar en que daba vergüenza.

El mayordomo, Baki, salió del auto, para luego darle las llaves a la mayor de los Collins.

― Disculpe la tardanza, señora. Unos trabajadores habían bloqueado la salida del garaje con unas vigas de metal, nos tomó tiempo moverlas ―se excusó―. ¿Está segura que no quiere que conduzca?

― Ah, olvida lo que pasó ―la jefa tomó las llaves y se subió al asiento del conductor―. Yo puedo manejar, tu encárgate de aquí, estas a cargo de los constructores y demás personas de servicio, además tenemos una invitada, no olvides atenderla bien.

―Si, como ordene señora Temari.

Kankuro y los niños empezaron a subirse al auto. Gaara fue el único que dudó unos momentos.

― Así que, a este monstruo de metal, se le llama auto ―murmuró para sí, mientras pasaba uno de sus dedos enguantados por la superficie de este, para corroborar que se encontraba un poco sucio―. Como que le falta darle un baño...

― ¡¿Puede dejar de quejarse y meter su trasero al auto?! ―manifestó Temari molesta, mientras sacaba su cabeza por la ventanilla, para ver por qué tardaba tanto en subir.

― ¿Cómo dijo? Solo estoy expresando mi opinión, yo ―empezó a hablar el pelirrojo.

Pero una mano, desde los asientos de atrás, lo haló para que adentrase.

― Tío Gaara, por favor, no haga enojar a tía Temari ―le murmuró Shinki, ya una vez dentro y partiendo del lugar―. Ella le guarda cariño a este cacharro, y no le gusta que hablen mal de él. Además, se vuelve un demonio tirano cuando se enoja, créame, no quiere verla en ese estado...

El pelirrojo asintió, para luego quedar callado unos minutos. Pero, al sentirse apretado, empezó a reclamar de nuevo, aunque por un motivo diferente.

― Kankuro ¿podemos cambiar de lugar?

El castaño, quien se había acomodado en el asiento que acompaña al conductor, adelante, volteó a verlo, ante su pedido.

© Sombras Tenebrosas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora