[Narra Yoongi]
"Ese Niño nos trajo"
— ¡Regresare a Daegu y tú no vas a detenerme!— el sonido estruendoso de la puerta me hizo regresar a la realidad, mi padre había salido furioso de la habitación desquitándose con la puerta.
Mire a mi madre, creí que en estos momentos estaría llorando o algo parecido pero solo miraba con lastima hacia la puerta, me acerqué a ella, que estaba sentada en la parte final de la cama, y la rodeé entre mis brazos.
El abrazo no duró mucho pero fue el tiempo suficiente comprara que mi madre y su corazón se tranquilicen.
— Ve a dormir Yoongi, lamento que hayas escuchado a tu padre, de nuevo— deje un pequeño beso en su frente y la solté.
— No te preocupes— me retire de la habitación cerrando la puerta en el camino y pensando sobre lo que había logrado escuchar.
Tenía que hablar con alguien sobre esto y ya sé a quien, bueno a quienes, Namjoon y Hoseok.
Además de ser mis mejores amigos son buenos consejeros.
[...]
La alarma sonaba, mis ojos y cuerpo se recusaban a despertar o si quiera moverse para pagar la alarma.
Anoche me había desvelado, pensando en lo que había ocurrido la noche anterior, Jimin, y luego la discusión de mis padre, además de ver videos en YouTube o ver qué cosas nuevas había en mis redes sociales. Como siempre nada interesante.
Cuando por fin mi cuerpo se vio dispuesto a levantar, para apagar ese molesto sonido que no quería parar, mi alarma que hasta ese momento se encontraba sonando decidió callarse.
— ¿En serio?— mire a mi celular y luego sobe mis ojos obligándome a levantar.
[...]
Entre a la cocina esperando no encontrarme con mi padre, y al parecer Dios me escuchó y su lugar encontré a mi madre tomando una taza de café y con una de sus manos sujetando una tostada.
Al notar mi presencia me sonrió con algo de tristeza.
— Buenos días— me acerqué a ella y bese su frente.
— Buenos días Yoongi— devolvió el saludo.
— ¿Qué pasa con esa cara?— pregunté tomando una manzana y sentándome en frente de ella observando cómo tomaba un sorbo de su café.
— Yoongi...— suspiró — regresaré a Daegu, tu padre se fue hoy por la madrugada, no quiero volver a alejarme de ti pero sabes que no puedo dejar a tu padre solo, sin mí no sabe hacer nada— rió un poco por su último comentario a lo que me uní a ella y pequeñas risillas envolvieron la casa.
— Está bien mamá, nos mantendremos en contacto — acaricie su mejilla y ella tomó mi mano y dejó un pequeño beso en ella.
[...]
— Cuídate por favor— me encontraba despidiéndome de mi madre.
— Tu igual— rompimos el abrazo.
— Gracias... por todo— una pequeña lágrima traviesa se escapó y delineó su recorrido por la mejilla de mi progenitora.