Capitulo uno

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Miraba a través del sucio cristal de la habitación en la que me hayaba,un gran jardín con un perfecto cesped,y mas allá la calle bien asfaltada,siguiendole estaban mis también perfectos vecinos.

En mi regazo estaba una pequeña maleta que había hecho rápidamente mientras él estaba en el trabajo,y a quien me refiero como a él es a mi marido Raimond Farfax,a quien llevo temiendo 5 años,y de quién recibo palizas diarias,quien me obligó a prostituirme,quien me metió en el mundo de la droga y el alcohol,y quien me ha violado innumerables veces. Sí,mi infierno particular.

¿Que hago aún aqui? Simple,si me voy me mata,aunque lo preferiría estar.

Ayer fuí al hospital quien denunció a Raimond,ya que después de una brutal paliza me rompió el brazo por quinta vez y dos costillas,a parte de los moratones y los cortes que tapan mi ropa,ahora mismo protección de testigos me ha asignado un lugar donde vivir lejos de ese animal,pero apenas me siento con fuerzas de enfrentarme a él ante un tribunal.

Me levanté y traté de no mirar un centímetro de esa casa,porque no había uno solo sin algún recuerdo de una paliza,una violación o de como me vendía a sus amigos,incluso habia abortado dos veces en aquella misma casa a consecuencia de sus palizas,salí y cerré la puerta,me subí en mi antiquísima camioneta Ford,ya hasta oxidada y conduje hasta la casa que me tenían asignada.

No es que fuese fea,pero parecía un hospital mentalentera gris,alargada y con una pesada puerta de metal y ventanas blindadas, "Otra cárcel más" pensé mientras abría,el interior era austero pero acojedor,había una niña rubia sentada en el sofá junto con un chico más mayor de pelo oscuro,apenas tendría 18 años,una mujer de cabello dorado estaba cocinando y aún se veía en su pómulo la marca de un golpe que iba desapareciendo, "La marca desaparece,el golpe no" quise decir,pero de nuevo mi voz estaba muda <<Como tantas otras veces>> me recordó mi conciencia,si es que tenía de eso ya.

-Hola-dije viendo como todos me miraban.

-Hola soy Anna,este es mi hermano mayor Juan y ella es mi mamita Diana.

-Mi nombre es Giselle pequeña,aunque supongo que me lo cambiarán dentro de no mucho.

Sonrió y me abrazó,la mujer pequeña y esbelta vino a saludarme con otro abrazo,el chico de ojos verdes y cabello negro me tendió una mano que no negué en estrechar.

Subí a mi habitación asignada,la verdad que eran muy acojedores y se les veía que lo habian pasado muy mal todos, "Gracias a Dios yo no tengo hijos que puedan sufrir",me tumbé en la cama y caí en un profundo sueño,uno de los que no había podido disfrutar en 5 horribles años.

*****

Dos meses después

El juicio estaba programado para las 8:30 de la mañana no muy lejos de la casa,me vestí con una camiseta de tirantes negra,unos pantalones de vestir y una chaqueta oscura de lana,porque a pesar de ser primavera en Dakota hacía fresco,me despedí de los chicos y de Diana,a quienes había cogido un gran cariño,apenados se despidieron y al salir al jardín me estaba esperando mi abogado Paul Petroska,un alto y fornido ruso de aspecto serio,pero sin dejar de parecer duro y elegante,vestía un traje igual de gris que el maldito día.

-¿Preparada Giselle?-me preguntó con su aspera voz arrancando el coche.

-Mmm...nosé Paul...

-Tranquila no tengas miedo,ese hijo de puta no te hará daño.

-¿Pero y si después me encuentra? Me matará.

-La justicia no lo permitirá y yo tampoco.

Aún recuerdo cuando me contó que su madre también había sido una mujer maltratada,y el también habia sufrido en sus carnes la violencia de su ebrio padre,el cual murió asesinado en la cárcel.

Dos trozos de un mismo cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora