ACTO PRIMERO

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          (Suenan las campanas.)

PONCIA. El último responso. Me voy a oírlo. A mí me gusta mucho cómo canta el párroco. En el «Pater Noster»* subió, subió, subió la voz, que parecía un cántaro llenándose de agua poco a poco. ¡Claro es que al final dio un gallo, pero da gloria oírlo! Ahora que, ¡nadie como él antiguo sacristán, Tronchapinos! En la misa de mi madre, que esté en gloria, cantó. Retumbaban las paredes y, cuando decía amén, era como si un lobo hubiese entrado en la iglesia. (Imitándolo.) ¡Ameeeén! (Se echa a toser.)*

CRIADA. Te vas a hacer el gaznate* polvo.

PONCIA. ¡Otra cosa hacía polvo yo! (Sale riendo.)
    
       (La CRIADA limpia. Suenan las campanas)

CRIADA. (Llevando el canto.) Tin, tin, tan. Tin, tin, tan. ¡Dios lo haya perdonando!

MENDIGA. (Con una niña.) ¡Alabado sea Dios!

CRIADA. Tin, tin, tan. ¡Que nos espere muchos años! Tin, tin, tan.

MENDIGA. (Fuerte, con cierta irritación.) ¡Alabado sea Dios!

CRIADA. (Irritada.) ¡Por siempre!*

MENDIGA. Vengo por las sobras.

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* «Pater Noster» : en latín, 'padrenuestro'.
* gaznate: parte superior de la garganta.

* Tronchapinos era el apodo con el que se llamaba a un sacristán de Granada célebre por la potencia de su voz. Una anécdota dice que, en cierta ocasión, al gritarle «¡Fuera!» a un perro que se había colado en la iglesia, lo mató del susto.
*  La expresión «!Alabado sea Dios!» era una fórmula popular de saludo, a la que se solía responder con la frase «Sea por siempre bendito y alabado».  La Criada, sin embargo, contesta con un descuidado «¡Que nos espere muchos años!», de ahí que la Mendiga se enfade.

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