Miami, 14:56
1 de Junio, 2008Estoy siendo feliz.
Me encanta mirarla y saber que después de tanto tiempo compartiamos el mismo camino, el mismo sueño, la misma dirección que unos años atrás había sentido que jamás volveríamos a tener. Camila Cabello es mi prometida y estoy completamente orgullosa, no por cómo el resto del mundo dice; "nuestro dinero al beneficiarnos", en realidad ni a ella, ni a mí nos interesa eso.
La castaña está arreglando unas costuras con su mamá, Sinu. La suegra más consentidora y amable que tuve alguna vez.
— ¿Mi amor? — Me llamó sacándome de los pensamientos.
— ¿Dime? — Contesté con voz más sólida. Camila me miró entrecerrando un poco sus ojos cómo si quisiera adivinar algo.
— ¿En qué tanto piensas? — Dejó de lado la tela y se levantó para caminar hacia a mí. — ¿Estás bien? — Al sentarse alfrente colocó su mano en mi mejilla moviendo delicadamente su dedos.
— Mejor que nunca. — Mi voz se había vuelto más dulce; cómo aquella vez que le estaba pidiendo que fuese mi esposa. — ¿Te das cuenta que después de tantas cosas que hemos pasado hoy por fin podemos ser felices? — Camila me sonrió cómo siempre hacia, tanto amor y pureza envuelta en sus comisuras. Miré un poco atrás y vi a Sinu sonriendo, sus expresiones son tan parecidas.
— Estamos a poco de casarnos, mi vida. — Buscó el hueco de mi cuello. — No podría estar más feliz, todo esto es gracias a ti por ser tan terca y amarme. — Puse mis labios sobre los suyos.
— ¿Me prometes que esto será eterno? — Susurré en sus labios.
— Esto será eterno, Lauren. — Me besó.
27 de Junio, 2008
18:31— ¡¿Qué?! — Apreté el celular entre la mano. — ¿Cómo así que tuvo un derrame? — Camila me miraba preocupada. — Ya voy para allá. — Colgué.
— ¿Qué pasa?
— Taylor acaba de tener un derrame cerebral, está muy mal. Mamá... — Y fue lo último que alcancé a decir antes que mi voz se cortará.
— Ven, vamos. — Dijo luego de abrazarme muy fuerte.
Llegando al hospital tenía mucho miedo. Taylor significaba en mi vida más que una hermana, casi es cómo mi hija, mamá y yo la cuidamos tanto luego que el imbécil de papá se fuera. Camila, sin embargo, me apretaba la mano recordándome que estaba para mí, dejé un besó sobre ésta y la solté para bajarme del auto.
— ¡Lauren! — Escuché a mi hermano que venía corriendo a abrazarme. — Por fin llegas. Nuestra mamá está cómo loca preguntando por Tay, no nos dan información. — Le golpeé suavemente su hombro y comencé a caminar a la entrada. — Hola, Mila. — Saludó a mi prometida.
— Madre. — La abracé tan fuerte como pude. — ¿Qué pasó? — Ella sólo lloraba desconsoladamente. — Calmate, por favor. — Volví a encerrarla en mis brazos.
— ¿Familia de Taylor Jauregui? — Llegó un doctor.
— Aquí. — Dijimos al unísono.
— Quisiera decirles que la señorita se encuentra bien pero realmente no encontramos alguna razón al hematoma. Su derrame es muy preocupante a la edad que ella tiene, además de ser una persona saludable. — Dijo.