— ¿Estás segura de esto? — Decía Dinah un poco asustada por la situación. — Osea, Soph... Lauren, vas a estar al frente de 900.000 personas que creen que estás muerta. — Habíamos cogido un transporte público para llegar, sin embargo, unas cuantas calles abajo no andaba más por tantas personas y coches así que decidí bajarme para pasar entre la multitud que ya me conocía.
— ¿Lauren? — Era la palabra que más escuchaba.
— Lauren quiero volver a casa pero a la vez quiero que recuperes al amor de tu vida, y yo necesito estar en primera fila aplaudiendo. — Decía la rubia atrás con voz de asustada. — Estás llamando mucho la atención.
Las cámaras estaban encima de nosotras mientras abríamos paso al escenario. Fue entonces cuando me di cuenta que Camila estaba ahí, sin verme aún, pero unos cuantos pasos más cerca fueron suficientes para que ella se girará y se paralizará viéndome.
— Señorita Jauregui. — Dijo asombrado un señor con aspecto de asesino.
— ¿Guarda espalda? — Él asintió. — Quiero subir. — Su cabeza se ladeó negándose pero yo no quería ninguna respuesta en negativo. Así que como Dinah me enseñó salté las vallas y me subí.
— ¿Lauren? — Dijo Camila con voz intranquila. — ¿Mi amor? — Me miraba de arriba abajo. — Dios mío. — Y me encerró con sus brazos en mi cuello, aferrándose tan fuerte mientras comencé escuchar sus sollozos.
Yo no tenía palabras. Estaba en blanco, no recordaba nuestra historia, no sabía dónde la había conocido, no sabía qué le gustaba o sus manías.
— ¿Qué te pasó? — Dijo entre lágrimas.
— No lo sé. — Contesté. — Supongo que es como todo el mundo ha dicho, cayó el avión y morí. — Respondí en broma.
Camila me golpeó con sus manos en el pecho y reí.
*Miami
09 Octubre, 2005— ¡No amor! — Corría muy rápido con una flor en la mano. — ¡Espera! — Decía Camila entre risas detrás de mí.
— ¡No eres tan rápida como yo! — Y para entonces me tropecé con una roca cayendo al suelo.
— ¿Estás bien? — Sin embargo ella se reía preguntándome. Mi rodilla estaba sangrando pero era muy leve, se sentía el raspón más nada.
— ¡Creo que me rompí la pierna! — La castaña cambió de cara y se arrodilló. — Me duele mucho... — Me quejaba exagerando la situación.
— Voy a llamar a la ambulancia, no te preocupes, espera, todo estará bie... ¿por qué te estás riendo? — Entre cerró los ojos. — ¡Lauren Jauregui me asustaste! — Decía golpeándome el pecho.
R.
Parpadee varias veces sintiendo ese recuerdo más vivo que nunca. Camila me miraba...
— He perdido los recuerdos. — Le dije. — No recuerdo nada antes de ese día. Pero, acabo de tener uno. — Ella sonrió aún con lágrimas en sus ojos.
— ¿Cuál?
— Estabamos en un parque jugando, corríamos... — Seguía diciendo.
—... Caíste al suelo y fingiste. — Me complementó. — Dijiste que ese día jamás se te iba a olvidar por cómo mis ojos te miraban. — Agachó la cabeza apenada.