Midnight •SasuBoru•

Primera quemadura lunar

—Mmh... —La incomodidad que sentía era olímpica, no llevaba más de media hora ahí, en ese espacio dedicado a la luna en cuanto la piel comenzó a arderme, alzando mi manga pude notar como comenzaba a recubrirme de esas intensas quemaduras violetas, negras y plateadas dignas del contacto con un lugar que no era de mi origen. Mi rostro de incomodidad ya llevaba bastante tiempo pero tal parecía que Sasuke no llegaba a notarlo, él seguía caminando enfrente de mí recorriendo ese pasillo de la especie de "hogar" que tenía, era enorme, monumental y estaba lleno de grandes ventanas que daban la vista al gélido paisaje, el cielo era enteramente oscuro, una noche casi eterna en donde los suelos eran blancos y fríos como nieve. Así que ¿Así era el lado de la luna? No tanto como la aldea de donde venía Mitsuki. Cosa que también quería conocer, ahí estábamos por así decirlo en el cielo.

Finalmente el hombre se detuvo y pude darme cuenta debido a que mi cara estampó contra su espalda y me hizo retroceder con velocidad, llegaba a darme un poco de miedo, cosa que también me generaba un fuerte respeto hacia él.

—¿Duele?

—¿Eh? —La pregunta llegó a mis oídos entrando por uno y saliendo por otro, no podía procesarlo del todo ¿Acaso al fin había notado mi estado? —Ah... Arde, a decir verdad. —Contesté, tal parecía que Sasuke no repetía las cosas dos veces y su silencio y mirada por encima del hombro tan amenazadora me hizo sacar la conclusión anterior.

—Dame tu brazo. —Pidió y tras eso se giró a verme.

—C-Claro... —Extendí con velocidad jalando de mi manga para dejar ver mi irritada piel de la cual descendieron cristalinos trozos hasta caer al suelo.

El hombre se despojó del guante de su mano izquierda y pude notar así que la misma marca que Mitsuki tenía, estaba en la palma del azabache, esa que les indicaba que eran la luna. Pronto su mano aprisionó mi brazo y ese toque me hizo estremecer un poco, eso seguro debí expresarlo con un pequeño saltito debido a la sorpresa con la que me tomó.

La calidez de sus dedos no tardo en hacerse presente y pude ver la misma reacción que mi mano hizo al absorber lo que en el brazo de Mitsuki estuvo antes. La diferencia es que parecía que el proceso de Sasuke era más lento, acaso ¿Era por el deterioro?

Mis claros ojos se guiaron temblorosos hasta llegar a los de Sasuke pudiendo ver mi reflejo en ellos, sin duda alguna la luna podía dar auras tan románticas como nostálgicas y en ese momento pude sentir la nostalgia de la noche caer sobre mí tras observar esos ojos.
Obviamente esto lo hacía aprovechando que la mirada ajena estaba posada sobre mi brazo y el método de sanación que estaba llevando a cabo, así que cuando dejé de sentir ardor y lo que sentí fue la mirada del mayor traspasarme, me safé de el agarre y retrocedí.

—Deberás acostumbrarte, no será la primera quemadura que tengas. —Me dijo e internamente suspiré, por lo menos no había notado la forma en la que me sumergía en sus ojos. —Por una semana estaremos durmiendo, comiendo y caminando normal hasta que tu cuerpo se acostumbre a la noche. —... ¿Dijiste durmiendo? —No debes apresurarte ni querer hacer nada estúpido... Más de lo que ya hiciste.

—Ya te... Ya le dije que fue un accidente. —Contraataqué apretando los puños. —Yo sólo toqué la mano de Mitsuki sin querer, no sabía absolutamente nada de esto. —De forma breve y con el tono de voz que cualquier chiquillo pudiera adoptar para justificar su error, abracé mi mano en donde recién había sido quitado todo mal de la noche y miré avergonzado hacia el suelo, podría decirse que me intimidaba un poco la luna, no creí que fuese a ser de ese estilo tan frívolo... Seco.

—... —Pude oír el chasquido de su lengua casi como si mi justificación haya valido muy poco para él, de verdad esperaba que con el tiempo Mitsuki no se fuera a convertir en un amargado como Sasuke lo era, pobre hombre, me preguntaba si estar solo todo el rato aquí arriba era agotador. —Por cierto, ni se te ocurra enamorarte de tu luna.

—¡¿Qué?! ¿Enamorarme de Mitsuki? ¡Apenas le conozco! —Acelerado y algo ofendido contesté aquello. —¿Qué sol sería tan idiota para en... —Abrí los ojos a la par y miré a el hombre que estaba enfrente de mí. Su vista había bajado y sus manos se habían apretado, parecía haberle herido con mis palabras y entonces comprendí por primera vez lo que era el solitario dolor de una persona que está inmensamente sumergida en un "Hechizo bajo la luna".