Lluvia

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¿Qué curioso no? Como la esperanza es interminable. A veces la vida nos pega muy duro y aún así se tiene la fuerza para seguir adelante, como si la propia naturaleza quisiera que siguiéramos adelante.— reflexiona la chica mientras se sacudía el pelo

Mi mayor miedo ahora es que haya muerto. Es la única persona que me queda. Mi padre ya nos ha dejado. No me queda absolutamente nadie— 

Cálmate James. Mientras más nervioso estés más difícil será concentrarte en lo que pueda pasar.— 

Si tienes razón. Creo que estoy empezando a perder la cordura. Si algún día hago algo indebido, por favor házmelo saber. No quiero causarte ningún daño— 

Muchas gracias, lo aprecio mucho, de verdad.—   dijo Ashley mientras sus mejillas se tornaban de un tono rojizo.

En este punto los jóvenes ya se encontraban caminando en dirección a la ciudad. Hablaban de temas bastante irrelevantes. Sin embargo poco a poco se iban conociendo más.

No lo entiendo. ¿Por qué no estás con tu familia? O al menos buscándolos. ¿Por qué estás aquí conmigo?— 

Ya te lo he dicho James. No me queda nadie. Todos han muerto. Aunque sea un poco precipitado decirlo... tu eres la única persona que tengo.— 

Esta vez fue la cara del muchacho la que se puso de color rojo. Sin embargo, James sabía que su prioridad máxima era su madre. No podía ponerse a jugar a estúpidos juegos. Pero aún así, ella era... especial.

Ellos siguieron su camino casi sin detenerse. El terreno se había puesto un poco más escabroso pero aún así no disminuían el ritmo. Sí, es cierto. Era una zona bastante inusual. Primero un bosque, luego aparece una playa y ahora aparecen pequeños desniveles con grandes rocas. A pesar de todo esto ellos nunca perdieron la voluntad de seguir. Ambos se daban fuerzas mutuamente cuando alguien parecía tambalear.

No me gusta nada el cielo...—   comentó Ashley mirando arriba

¿Qué tiene?— 

¿En serio no te das cuenta?— 

No...—   renegó el chico que no entendía lo que pasaba.

¡Mira las nubes! Apenas se puede ver lo celeste del cielo. En un rato lloverá. Hace mucho frío. Deberíamos buscar un lugar donde refugiarnos.— 

No podemos. No ahora. Cada minuto cuenta.— 

Está bien...—   aceptó la chica la cual empezaba a tiritar un poco de frío

—   aceptó la chica la cual empezaba a tiritar un poco de frío

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Ella no estaba muy de acuerdo con seguir adelante. Lo mejor era esperar un poco. Pero no podía decirle nada a James. Lo haría sentir peor de lo que ya estaba.

—¿Lo sientes?—   preguntó el chico frenándose en seco

—¡Ay no! Ya empezó a llover— 

Empezaron a correr muy rápido con la esperanza de encontrar un lugar donde mantenerse secos. La lluvia cada vez se acrecentaba y el ruido era muy fuerte. La forma en que Ashley estaba tiritando era incontrolable. Sus músculos se contraían involuntariamente con el fin de generar calor sin mucho éxito. Ella estaba a punto de desistir allí mismo. Y fue en ese preciso momento cuando vieron que debajo de una pequeña elevación en el terreno, se encontraba una especie de cueva. No era tan grande, ni tan profunda como tal. Era espaciosa, pero no demasiado. Ellos corrieron hacía allí casi sin aliento...

¿Cómo te sientes?— 

T... te... ngo...mucho... frío.—   las palabras de la chica apenas se escucharon, la cual estaba haciendo un esfuerzo inhumano para comunicarse.

El chico se sacó su chaqueta y se la dio. Ella por su parte la aceptó sin dudarlo. Estaba sufriendo mucho por el frío. Ambos quedaron sentados allí. Sin hablar, sin moverse. Solo aguardando el momento en que la lluvia cesara.

Me alegra mucho que estés aquí Ashley— 

Ella no dijo nada. Ambos se miraron fijamente. Como si sin hablar, pudieran transmitir todo el uno al otro. Ninguno pestañeaba siquiera. Ambos se inclinaron y se abrazaron. En silencio agradecieron el tenerse el uno al otro.

Pasaron unas cuantas horas mientras dormían. La lluvia había mermado bastante y el frío se había convertido en algo tolerable.

Debemos continuar—   expresó el joven mientras miraba a sus alrededores.

Lo se James. Lo se...— 

Continuar su camino fue bastante difícil por el cansancio acumulado que traían. Pero la esperanza fue lo que los hizo continuar.

—Siento haber sido tan exigente contigo. Sinceramente tengo adelantar lo más posible cada día.—

No tienes nada de que disculparte. Yo estoy aquí porque quie...— 

¡Dime que lo ves...!—   exclamó él interrumpiéndola

Si, lo veo— 

Ellos no podían creer lo que veían. No podía ser cierto. El estupor que se había causado no tenía semejanza. Ellos no sabían como reaccionar. Simplemente volvieron a mirarse asombrados por lo que estaba frente a ellos.

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⏰ Última actualización: Dec 18, 2018 ⏰

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