Luz de sombra

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Una noche, como tantas otras, me senté a esperarla, a sentirla, como tantas otras lunas. Pero esa noche, su briza cálida no me abrazo, no me transmitió su risa, no me revivió con su locura, se asomo al balcón y pude sentir la aureola oscura que la rodeaba, el aire era frió, no podía sentir su alegría, no veía su libro de colorida portada, y su pelo estaba recogido, su pelo nunca había estado recogido, su postura era encorvada, y miraba todo, como yo lo miraba antes de conocerla, antes de verla, antes de sentirla, como si fuera monótono, ella no admiraba, no sentía, solo veía y nada mas que eso. Esa noche fue larga. la luz de su cuarto estaba apagada y su balcón solo, oscuro. Sin su linterna, sin su libro, sin su humeante taza de café, sin su espíritu. Estaba vacío y el aire frío y por esa noche, el mundo recobro su monotonía.

Las noches pasaban y el mundo seguía su curso, su balcón estaba vacío, y la luz de su cuarto se apagaba cada vez mas temprano, pero ella no dormía, podía sentir sus lágrimas, me transmitía su dolor, su espíritu seguía envolviendo el aire, pero ya no se sentía de la misma manera, el aire era frío, las noches largas y escuchaba como su interior se deshacía y su espíritu cada vez rondaba con menos intensidad.

Ella, la del alma perdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora