Era como si a través de sus pequeñas manos pudiera tocar no sólo mi piel, si no mi alma. Ella lograba derrumbar todas las barreras que había forjado a mi alrededor, para no ser más lastimado.
Confieso que al principio, sólo me gustaba. Me encantaba verla encendida de rabia con alguno de mis atrevimientos. La retaba diciéndole que me miraba como lo hacía porque seguro gustaba de mí... ¡ahora estaba seguro de que eso era cierto! Lo notaba en el rubor de sus mejillas cuando estábamos cerca, y en su respiración acelerada cuando propiciaba algún roce. Pero tiempo atrás, me sorprendí a mí mismo aceptando que no era sólo atracción, el sentimiento que crecía en mi alma, era aún más grande que todo lo que antes hubiera soñado siquiera.
-Espero que con esto sea suficiente, las heridas no eran muy profundas, ojalá se te pase el dolor.-dijo en tono conciliador.
-Gracias, Candy. Yo... no debí molestarte, me iré ahora mismo, gracias.- dije, tomando su mano.
-¡Terry, estás helado! Debes cubrirte, anda, acuéstate un rato. No puedes irte así.-
Y era cierto, el escalofrío que empezaba a apoderarse de mi cuerpo, era bastante molesto.
Ella se encargó de arroparme, y en medio de mis protestas, se deshizo de mis botas.-Candy, en serio no es necesario.-
-¿Quieres dejar de renegar por todo? En primera, fuiste tú quien entró a mi cuarto, estás herido y además estás helado. ¡Puede darte una pulmonía! Así que haces lo que yo diga y ni una palabra más, ¿entendido?-
-Está bien, Señorita Pecas. Estoy a su disposición. -dije, acatando sus órdenes.
*******
-Terry, ¿estás bien? ¡Háblame por favor!- escuché vagamente. Seguro me había quedado dormido sin sentir.
-¿Qué pasa, Candy?-
-Pasa que he puesto toda la ropa de cama de la que dispongo y no dejas de temblar. No podemos ir a la enfermería, pero...-
-¿Eh?- me sorprendió verla meterse a la cama conmigo ahí.
-Te daré calor con mi cuerpo, así hice una noche con Ann... con una niña del hogar de Pony cuando estaba enferma. Pero como hagas una de tus bromas, ¡te echo abajo sin pensarlo!, ¿entendido?-
Asentí y me rodeó con sus brazos. Ella también temblaba.
-Candy, tú también estás temblando...-
-Yo... no es nada, sólo...trata de dormir-
Estábamos tan cerca que su aliento rozaba mi cara, su cabello olía a lavanda y sus pecas eran aún más visibles con ese color encendido en sus mejillas. Me di cuenta de que temblaba por mí, estaba tan nerviosa como yo.
Aspiré su aroma y me perdí sin remedio. Subí mi mano y la tomé de la barbilla, obligándola a mirarme.
-Terry, ¿qué... qué haces?-
-Algo de lo que he tenido ganas desde hace mucho.-
No le di tiempo de reaccionar, y me adueñé de sus labios que temblaron en los míos, y aunque al principio hubo duda en ella, tampoco encontré resistencia. Me entregó su boca virgen e inexperta, en un beso que fue más por intuición que por certeza.
Y para mí, fue como si no hubiera besado nunca antes, porque por primera vez, sentí esa sed de no separarme de esa boca. Saboreé sus suaves labios que se me ofrecían amorosos, mientras los latidos de mi corazón se aceleraban tanto, que podría creer que ambos los escuchábamos.
Fui gentil con ella, a pesar de desear perderme en ese cúmulo de sensaciones que me estaba provocando.
Sonreí y deposité un suave beso en la punta de su nariz, mientras la abrazaba más fuerte.
-¡Te quiero, Candy! Perdóname si me dejé llevar por mis impulsos y te puse en una situación comprometedora, ¡pero no podía más! Incluso me salté un paso importante.-
-¿Cuál paso?- preguntó tímidamente.
-Donde te pregunto si quieres ser mi novia.- dije, con el corazón en la mano.
- Obviamente diré que no.-
-¿Qué?, ¿me estás rechazando? - pero entonces, ese beso...
Y su risa cantarina la delató, antes de decir:
-¡Estoy jugándote una broma!, ¡claro que quiero ser tu novia, Terry! ¡Sí quiero, con todo mi corazón!
*******
Habían pasado dos meses desde aquello, y cada noche nos escapábamos furtivamente para poder estar juntos.
Los besos habían dejado de ser inexpertos, y se volvían cada vez más audaces.
-Candy, será mejor que me vaya, es tarde...- dije, separándome un poco de ella. Mi cuerpo la deseaba, y mi entrepierna era prueba de ello.
Ella se dio cuenta, y me miró sonrojada al principio, aunque luego sonrió traviesa.
-No, esta noche prefiero que te quedes...- susurró en mi oído, haciéndome estremecer.
Continuará...
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Terry Grandchester | Mini fics
Ficção GeralPequeños shots para festejar el cumpleaños de nuestro amado Terry. ❤