Carta Número 2 ~Cuando el sol se pone~

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Narrado desde el punto de vista de Sally.

Tengo una pregunta para ti...

¿Has pensado alguna vez en el suicidio?

En el final de tu vida.

En un adiós para siempre.

Hacer que todo lo que has conseguido durante años se desvanezca con el simple desliz de un cuchillo o el sonido de un gatillo apretado.

¿Te has arriesgado a tener esos sentimientos?

Porque yo sí lo había pensado muchas veces.

Y no tenía motivos para hacerlo.

No podía quejarme de mi vida.

No había tenido una infancia dura y trágica digna de un best-seller emotivo.

Nunca había sido agredida ni había sufrido "bullying".

Pero, algunos días no podía ni levantar la cabeza, no podía sonreír, no podía tener esperanzas.

Sentía como si no me quedase nada, como si no tuviese a nadie que me abrazara cuando lloraba sola en mi habitación.

Y lloraba sin un motivo definido, no sabía lo que me apenaba, solo sabía que faltaba algo en mi vida.

Pero no penséis que soy de esas típicas chicas que no tienen amigas y que se pasan el día cortándose las muñecas para mostrarle su ira al mundo...

Yo era una chica simpática, agradable y algunas veces hasta feliz.

Sí, al menos lo era... O eso creo.

Ahora mismo no tengo muy buenos recuerdos, me siento un poco amnésica, supongo que se me pasará con el tiempo.

Poco recuerdo de lo que pasó ayer.

Eran las 16:00, y me subí a mi cuarto para dormir (después de comer siempre hay que dormir, es mi filosofía de vida).

Tuve unos sueños bastante confusos en los que veía todo borroso y escapa de un cuervo a través de las inhabitadas calles de una ciudad destrozada.

Llegué a una amplia plaza. En el centro de esta se alzaba una fuente adornada con una estatua de un arlequín.

Yo seguía corriendo, y cuando pasé cerca del arlequín este se movió y me miró.

Yo me quedé sorprendida y me acerqué a él.

Me acercó su mano para acariciarme la mejilla, y estaba fría como el hielo pero su textura no parecía de piedra sino de piel humana.

Entonces aparecieron tres cartas de la nada entre sus dedos.

Susurró algo con una voz ronca y profunda, lo cuál interpreté como un "Elige una".

Las tres estaban giradas hacia abajo, y yo no sabía cuál elegir.

Iba a coger la carta del centro, pero un calambre en el brazo que parecía real en vez de soñado me hizo pensar que no debía de coger esa carta.

Asi que fui a por la de la izquierda, pero al tocarla se desvanecieron los tres naipes.

Una idea irrumpió en mi cabeza: "No cumplo los requisitos".

Y desperté del sueño, entre veloces jadeos y gotas de sudor.

En mi mente explotaban una y otra vez sentimientos de pérdida, como si alguien estuviese muriendo en ese momento y yo lo notara.

Era demasiado raro.

Me acerqué al baño para echarme agua en la cara y para peinar mi azul cabello.

El resto de la tarde me sentí deprimida, más de lo normal.

Apenas podía comer pues tenía un nudo en la garganta.

No quise salir a la calle porque tenía el presentimiento de que algo muy malo me sucedería si lo hacía.

Con el paso de las horas, todo en mi casa lucía más oscuro, menos vivo.

La sensación era extraña y molesta.

El sentimiento de que debía hacer algo, que estaba tardando demasiado.

Entonces entré en el cuarto de baño y abrí el grifo de la bañera, haciendo salir agua ardiendo.

Me desvestí lentamente, desganada, de forma torpe y me quedé varios minutos observando el agua caer, hasta que la bañera estaba llena hasta el borde y tuve que cerrar el grifo.

Salí para ir a mi habitación y buscar cierto utensilio entre mis cajones.

Cuando lo encontré volví al baño con él en la mano y me metí entre aquella agua ardiente.

Pequeñas nubes de vapor salieron de mi piel cuando lo hice.

El dolor era insoportable, ardía demasiado, mi piel no se acostumbraba.

Entonces, rápidamente, me centré en el objeto que había cogido casi inconscientemente, un cutter, y saqué su hoja al completo.

Miré mi brazo derecho, el cual temblaba, en parte por el hervir del agua y en parte porque tenía miedo de lo que iba a hacer.

"Ya es muy tarde para arrepentirse", me dije. "No merece la pena llorar ni echarse atrás. Debo ser fuerte y acabar con esto. El dolor que produce el agua hirviendo en mi piel hará que el dolor del corte apenas se note."

Cogí fuerzas y deslizé la hoja por mi brazo, trazando una línea de brotante sangre sobre una vena que desaparecía poco a poco, hasta llegar al antebrazo.

Quise pasarme el cutter a la otra mano, para cortar también mi brazo izquierdo, pero me sentía sin fuerzas así que se me cayó torpemente al agua.

No tenía fuerzas para moverme, y el dolor era insoportable a más no poder, retumbando en mis sentidos mil veces mas fuerte que las quemaduras del agua.

Quise llorar pero no tenía fuerzas.

Quise arrepentirme pero no veía ningun motivo para hacerlo.

Quise no haber hecho eso, pero era demasiado tarde.

El agua estaba ya tintada de carmesí, y mis ojos ya eran perlas sin vida.

Eso es lo que pasó, y ahora estoy aquí, en el centro de la plaza que aparecía en mis sueños, con un naipe en la mano y un hombre con una enorme capucha que impide ver su rostro delante mía.

"Ya has elegido tu carta. Ahora el juego debe comenzar."

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Ohayooo!! Aquí tenéis el nuevo capítulo, después de tanto tiempo.

Ya sé que la trama está siendo muy lenta, pero las cosas se van a animar, ya veréis :3

Perdonadme las faltas, pero es que soy muy cateto :-;

Y de nuevo, miles de gracias a todos por leerme, sobretodo a Marta Salas, que siempre está ahí con su voto y diciéndome qué le parece lo que escribo, y a RobertoSichi, que ha conseguido meterme en la cabeza que lo que escribo no es tan malo al fin y al cabo.

Especiales gracias a Mar, por ese año y medio aguantándome, porque sin ella yo no estaría aquí escribiendo esto, no tendría ánimos para nada y menos todavía para enseñar a la gente lo que escribo.

Para aquellos pocos que disfrutan  mis historias, agradecedselo a ella porque es quien las hace posibles :)

Y sí, en todos los capítulos pienso dar mi discursito.

¡¡Os quiero mucho!!!

Lo merecido (Deserved)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora