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Sábado.

No dormí bien en toda la noche, soñaba con David, soñaba que nos besábamos y después de eso él se alejaba, dejándome ahí, sola.

Me miré en el espejo, tenía unas ojeras pronunciadas, pero intentaría disimularlas un poco con maquillaje.

Bendito maquillaje.

Recuerdo que de niña, lo odiaba. Decía cosas como "Yo nunca me maquillaré"

Y aquí estoy, maquillándome.

Después de eso me acosté en mi cama, y no me di cuenta cuando me quede dormida.

Desperté por mi celular que estaba a un lado de mí, indicándome que alguien me estaba llamando.

-¿Hola? -contesté mientras un pequeño bostezo salía de mi boca.

-Audrey, estoy aquí abajo. ¿Podrías abrirme?

Escuché la voz de mi amiga Kate, y me daba pereza levantarme e ir a la planta de abajo.

-¿Tan rápido ya son las 6? -alejé el celular de mi oído para ver la hora en él. Efectivamente, eran las 6.

-Sí, date prisa.

Sin dejarme contestar alguna otra cosa, me colgó. Qué buena amiga tengo.

Minutos después ya estábamos las dos en mi habitación.

-Bien, traje una maleta llena de ropa y zapatos. Empezemos.

¿Por qué no me había fijado en la enorme maleta que traía antes?

Kate comenzó a extender sobre la cama conjuntos de ropa que según ella, me irían bien a mí.

Los observé todos en cuanto terminó. Ninguno captaba mi atención, no eran mi estilo.

-¿Y bien?, ¿cuál te gusta? -me miró. Su rostro expresaba una enorme felicidad y emoción.

No quería desanimarla diciéndole que ninguna prenda me gustaba, por lo que elegí lo que creí mejor.

-Oh, ¿eso? Sí, seguro que te queda perfecto. Ve a cambiarte. -miré por última vez el atuendo y rogué por no haber escogido una mal elección.

Me estaba mirando en el espejo. ¿Esa era yo?

Bueno, no es que yo sea de un cuerpo deslumbrante, pero tenía mis atributos.

Salí del baño aún si creerme, jamás solía vestir así.

Llevaba una blusa que era corta, y me llegaba hasta antes del ombligo, junto con unos leggins apretados y una chaqueta negra de cuero.

Me veía como toda una chica mala.

Kate me miró y soltó un gritito de emoción. Me miraba de los pies a la cabeza, como aprobando mi vestuario.

-Oh sí, mami. Te vez hermosa. Estoy empezando a sentir envidia. -ambas reímos.

-No suelo vestir así. ¿Segura que no me veo mal? -me miró como si hubiese dicho algo de otro mundo.

-Pero claro que no, Audrey. Te vez fabulosa. Te aseguro que captarás muchas miradas.

Me encogí de hombros, aceptando lo que decía mi amiga. Creería en sus palabras.

Luego de minutos que parecieron horas, Kate salió del baño. Vestía una blusa abierta de la espalda, con una falda pegada.

Lo primero que vi fue su enorme trasero. Eso llamaba mucho la atención de los hombres, y a ella le gustaba.

-Dime, ¿cómo me veo? -inquirió.

Mi novio es un IdolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora