Mark, no sé cómo empezar hoy mi saludo, no se qué decirte... Hoy es-es nuestro aniversario de novios.
Si, llevamos aniversarios un poco raros, en otoño es de cuando nos casamos pero hoy cumplimos 6 años de ser novios.
Estoy impartiendo clases en este momento, no te preocupes no estoy distrayendome, están haciendo una actividad.- Jinyoungie, mi madre te invito a cenar hoy ¿Vienes?
Es seis de enero y estábamos en una plaza comercial porque yo quería ir a comprar ropa y te invite.
- Oh claro que sí.
- Bien. - sonreiste.
Terminaron las compras y ya nos íbamos a ir, por alguna razón extraña estabas raro en todo el día, te hablaba y como que te asustabas, me preguntabas para todo lo que agarrabas que sí me gustaba y cada paso que dabas me volteabas a ver nervioso.
Llegamos a tu casa y tú madre y padre como siempre recibiéndome cálidamente.
- Hola hijo, ¿Cómo has estado?
- Hola señora Dorian, muy bien pero si apenas ayer nos vimos. - le sonreí.
- Ay si pero nos gusta tenerte acá. - contesto tu padre abrazándome por los hombros.
- Muchas gracias, también me gusta venir.
Nos sentamos en la mesa a comer tranquilamente. Tu y tu madre se lanzaban miradas extrañas, incluso tu padre me veía extraño... No mal si no raro.
- ¿Y... Para cuándo regresan a L.A?
- Dentro de medio mes Jinyoungie.
- Los extrañaré mucho.
- También nosotros a tu hijo, ¿Crees poder cuidar bien de este joven? - apunto su mirada a ti.
Reí levemente. - Claro que sí, el se porta muy bien.
- Bastante bien, mejor que con nosotros. - Añadió tu madre.
- ¡Mamá! - te sonrojaste y me causo una sonrisa, en ese momento pensaba que eres tan lindo... Que afortunada era Mina de tener a un chico como tú... En otras circunstancias me hubiera gustado salir contigo...
Termino la cena y ayude a tu madre a limpiar la mesa y la losa, terminamos y me agarraste del brazo.
- Ji-jin...va-vamos al jardín.
- Ah claro. - camine alado de ti y llegamos, el jardín de la casa de tus padres siempre ha sido muy bello, con ese árbol de unos cinco metros de altura con unas flores preciosas moradas y lleno de esa manguera de luz blanca que tu madre amaba ponerle y prender cuando oscurecía, el pasto verde y oliendo a fresco el aire que añadía un toque de brisa.
- ¿Qué pasó?
- Jinyoung ... Yo... - tragaste saliva y hechaste tus cabellos hacia atrás y te paraste derecho. - Me gustas. - sentí que mi corazón se aceleró a tres mil latidos por segundo que estaba apunto de morir iba a hablar pero no me dejaste. - Me gustas, y no soy como experto en el tema, voy... A intentar plasmar todo lo que estás provocando dentro de mí... Quería escribirte una carta pero lo mejor es hablando. Me gustas. - Otra vez siento que muero - Y cuando digo eso no me refiero al color de tus ojos o al sabor de tus labios, que también. Pero hoy me apetece concretar más... Me gusta la forma en la que poco a poco me has influenciado para bien. - suspiraste con una sonrisa. - Hasta que te conocí no sabía cómo expresar mis sentimientos, tú me obligaste a hablar de ellos con tu mirada dulce y cálida. Me dabas tanta seguridad que con el tiempo, decirte lo mucho que me importas se volvió más fácil. - Me tomaste de las manos. - Me enseñaste a seguir comportándome como un niño y ser hombre a la vez. Hiciste que dejara muchos vicios detrás de mí y sabes cuáles... La mayoría de ellos vicios dañinos para mí salud. Tú preocupación por mis estudios y mi futuro hizo que comenzará a esforzarme más. Me demostraste que era capaz de ello y mucho más. Estás ahí, siempre estás ahí. Conmigo. Preocupándote por mi, porque te importo. Y sinceramente aún no comprendo porque. - Estiraste tu mano hacia mi mejilla porque yo había comenzado a llorar, limpiaste las lágrimas con tu pulgar y continuaste. - Y no olvidemos los detalles... Esos pequeños detalles que haces para hacerme sentir muy, muy feliz.
