58

57 6 0
                                    

Había una vez un niñito de unos 4/5 años

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Había una vez un niñito de unos 4/5 años. Este niño llegaba del jardín a su casa todos los días, vivía con sus padres en una casa pequeña, entre los padres siempre habían peleas. Y un día, cuando este niño llegó a su casa, notó que había algo, había un perro blanco con unas hermosas manchas negras. El perro y el niño se hicieron amigos desde que se vieron por primera vez. Antes de que llegara el perro el niño simplemente hacía sus tareas y salia a jugar solo, pero desde que llegó el perro el niño hacia su tarea y salía a jugar hasta que se le acababan las fuerzas.

Pero algo faltaba, sintió que era hora de ponerle nombre y debido a su característica más notable le puso "Manchas".

Así es como este niño y este perro jugaban siempre, pero su vecina tenía gatos y no le gustaba que el perro los espantara, tampoco le gustaba que el perro dejara sus necesidades por todas partes. Así que tomo una cruel decisión, le dio un hueso al perro, pero lo envenenó.

El niño notó que su perro andaba desganado y que ya casi no jugaba.

Un día llegó del jardín y vio a su perro que estaba en la puerta de la casa, pero no estaba esperándolo de pie y ansioso como de costumbre, si no que estaba echado. El niño se acercó y le habló, pero el perro no se movía. Después de intentar un par de veces a que despertara, el niño se dio cuenta, había muerto. Lo tomó en sus brazos y lloró. Luego tomó una pala y lo enterró.

Entre lágrimas decía: "¿Por qué? ¿Por qué me pasa esto a mi? ¿Tan malo he sido?"

Y hasta el día de hoy el niño siente que ese perro lo observa desde el cielo, que corre entre las estrellas.

¿Te gustaría saber quien era ese niño?

Pues si.

Era yo.

Pd: Esta confesión no es mía, eso, adiós

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Pd: Esta confesión no es mía, eso, adiós.

Confesiones de una AdolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora