3. Importante

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No había vuelto a ver a la pelirroja que días antes por poco despide, pero se salvó ya que cumplió con las órdenes del hombre, y eso era lo que a él le gustaba. Mejor para el era no volverla a ver, que ella siguiera en su trabajo sin molestarlo nunca más. La realidad es que la chica lo estaba evitando a toda costa, no vaya a ser que le pidiera de nuevo hacer algo así, o peor aún, que la despidiera.

Desde que les había ordenado a todos los empleados que se mantuvieran en sus oficinas no había rastro de nadie por los pasillos, ahora las personas ya no andaban de un lugar a otro, y eso era demasiado gratificante para él, al fin se había desasido de lo que mas le molestaba ahí, solo faltaba deshacerse de su secretaria y todo estaría en orden por completo, pronto lo haría, le daba igual. Por alguna razón no podía soportar a aquella mujer, no sabia si era su forma de hablar, o tal vez su físico, era demasiado artificial; y si bien Horan disfrutaba de pasar sus días estando con alguna mujer, usándola, pero definitivamente nunca se metería con una tan plástica, eso sinceramente le causaba nauseas; simplemente ¿Cuál es la razón de ocultar lo que eres en realidad? Si viniste al mundo siendo de otra forma, ¿Cuál es la necesidad de cambiarte? ¿te veras mejor? Definitivamente no, lo único que logras es verte falsa, no eres tú, algún día aunque no lo creas volverás a ser la antigua tú, la que no se pudo aceptar desde un principio, y se cambio para verse mejor.

Llego a su oficina y cerro con seguro la puerta al igual que cada día, así evitaba que alguien lo molestara, trataba de evitar lo que mas pudiera el tener que hablar con sus empleados, quizás por eso no conocía a nadie allí, esas personas trabajaban en su editorial y a el le daba igual, entre más alejadas de él, mucho mejor para él.

Se escuchan tres golpes que dan al otro lado de la puerta.

Horan se levanta de su silla exasperado, seguro era su secretaria quien venía a molestar nuevamente y le había dejado muy en claro que cuando necesitara algo la llamaría, tenía un teléfono en su oficina en el cual podía llamar a su secretaria a la oficina de ella para cuando necesitara que hiciera algo por él, le advirtió que no viniera mientras el no la llamara, que lo dejara en paz después de cumplir con cualquier tipo de orden, pero la mujer siendo testaruda continuaba yendo a la oficina del hombre cada tanto, era demasiado insistente; eso podría cansar hasta al más paciente de los hombres.

Al abrir la puerta supo que tenia razón, nuevamente era su secretaria.

— Lamento molestarlo señor Horan, pero-

— Siempre está molestando así que no cambia mucho que lo sienta —la mujer no opina nada al respecto y continua hablando sin más.

— Uno de sus empleados quiere hablar con usted —el hombre rueda los ojos.

— ¿Quién?

— El señor Elton Brown, dice que es importante

No le agradaba la idea de hablar con uno de sus empleados cuando claramente lo único que quería evitar era tener que hablar con alguna de esas personas, un gran fan de los humanos no era, y a simple vista se notaba bastante, su actitud era algo que lo delataba enormemente, hasta el más tonto se daría cuenta que no es para nada gentil, y ni siquiera se esfuerza en tener una pizca de empatía, para fingir no era bueno, siempre decía lo que pensaba, aunque no tuviera algo bueno para decir él lo decía sin remordimiento alguno; en realidad no creo que alguna vez le haya dicho algo lindo a alguien, las palabras lindas no servían para él.

Sin estar aun muy convencido de ver al tal Elton Brown de todas formas acepto hablar con él.

— Déjelo pasar, y más vale que no me haga perder el tiempo, odio perder el tiempo con personas —la mujer asiente y sale de su oficina.

Strong [n.h.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora