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"¿Por qué? ¿Por qué no me lo contaste?" Preguntó Mike, esperando una respuesta.

Seguía dormida y conectada por un brazo a diversos sueros y a la máquina que medía su pulso cardiaco.

Mike quería respuestas ahora más que nunca. El porqué estaba enferma, porqué no no le había dicho y cómo lo pudo tocar cuando estaba muerto.

Mike lo supo cuando Cassie lo tocó.

Desde la primera vez que se fue arrollado por las olas y que sólo sentía calma estando al lado de ella.

No sabía cómo murió o cómo era que seguía conciente desde el más allá. Pero estaba seguro que sintió la misma fría muerte que Cassie.

—Ya no me queda tiempo. —Susurró Cassie reincorporándose en la cama. Por suerte estaban solos en la habitación. Era distinto a la vez que rozó su mano, ya no lo podía ver pero sabía que estaba allí. —Mis días están contados.

"¿Por qué lo dices? ¿De qué estás enferma?" Preguntó Mike sin aire.

—Diagnóstico de Lupus, grado semi-terminal.

"¿Qué... significa eso?"

—Que mi cuerpo simplemente peleará en mi contra hasta matarme.

Sus palabras fueron dagas enterradas.
Los segundos corrieron y Mike tomó valor para volver a hablar.

"¿Y qué sucederá ahora?"

—Yo no tengo remedio, pero apareciste en mi cabeza y quiero saber cómo llegaste a mí. Esa... es mi única meta ahora. Encontrarte.

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