C a p i t u l o 4.

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Organizar las fiestas es algo en mi lista de cosas que realmente me salen muy bien.

Desde que mi grupo de amigos, en la escuela nos nombraron los chicos "populares" , nos hemos dedicado a mantener ese nombre, que ningún par de pendejos intentarán robárnoslo. Porque así es esto.

Ser popular es algo... extraño. Pero es un privilegio que pocos pueden tener. Donde estudio es así, así ha sido mi vida, yo estaba destinado a ser un chico así.

Aunque, no es fácil. Es complicado llegar a la meta. Por ejemplo, antes de que entráramos a preparatoria, mis amigos y yo comenzamos a entrenar. Todas las tardes saliendo de la escuela íbamos a entrenar, para ser parte del equipo de Basquetbol.

Tuvimos suerte, todos tuvimos buena genética. Así que eso no nos fue difícil, porque ya empezando preparatoria millones de chicas nos comían con la mirada.

Fue hasta el último año, donde los otros chicos populares se fueron de Westers High, nos proclamaron como los nuevos populares. Donde éramos aclamados y respetados por los demás. Hasta varias veces intimidábamos tanto a los chicos que nos bajaban la cabeza o nos abrían la puerta de entrada.

Y aquí me encuentro, a solo unos meses de terminar la preparatoria, aún manteniendo aquel nombre desde que he sido proclamado como tal.

Volviendo al tema, las fiestas se nos dan bastante bien. Quizá mis amigos sean un desmadre inmediato, pero al nombrar la palabra fiesta rápidamente nos organizamos todo para que se lleve a cabo y salga perfecto.

Hemos estado viendo todo el asunto. Conseguí las botellas, Amy y las demás se organizaron de difundir más la fiesta. Seth se aseguró de tener casa sola y Trevor y Ryder se encargaron de ver la música.

—¿Entonces iras solo a la fiesta, Blake? —Pregunto Nancy Williams acorralada en los casilleros con una mirada coqueta. Movía su cabello sin razón alguna y sus labios constantemente. Es una porrista, realmente sensual y guapa. Nada más de verla millones de fantasías sexuales pasan por tu mente.

Le sonreí seductoramente y despeine mi cabello. —No iré solo.

Ella quito su sonrisa. —Oh—dijo—¿Con quien Irás?

Me acerqué a ella, rozando nuestras narices. —Contigo, preciosa.

Nancy echó una suave risa y minutos después nos besamos. Besaba bien, labios suaves y textiles realmente adictos. Normales como cualquier otros.

Después de atascarnos, sonó aquel timbre detestable que tanto me irrita y entre a clases. Soy un alumno ni bueno ni malo. Mi promedio es más o menos de nueve. No soy un nerd, porque realmente los libros y yo no somos compatibles, pero cuando he tenido que leer, lo hago. O cuando mandan libros para leer aquí, escucho los audiolibros. Amy dice que eso es raro.

Me fui con Nancy a clases y se sentó junto a mi, dándome aquellas miradas coquetas y guiños de ojos. Yo solo le sonreía. Con eso bastaba para volverla loca.

Pero de pronto simplemente la ignoré. Porque si, entro Mackenzie.

Alejé mi mirada de aquella rubia a mi lado, que ella si se fijaba en mi, el lado opuesto de Mackenzie. Pero no se porque a pesar de su maquillaje, su cuerpo, o todo lo que tiene Nancy, no le llega a la sencillez de Mackenzie.

Quisiera poder ir hasta ella. Hablarla, besarla, abrazarla, tocarla...

Así son todos los malditos días. Es como una rutina que tengo, que estoy tranquilo o hablando con alguien, pero entra esa chica, y simplemente me voy.

Suenas realmente patético, hijo de puta.

Mackenzie entró, con una coleta de caballo y mechones rebeldes en su frente. Su cabello me encanta. Es realmente largo, castaño y se ve tan realmente suave y brilloso.

Sentimientos ocultos.Where stories live. Discover now