No tengo mucho. No tengo juguetes, ni cama, a veces no tengo comida. Pero tengo una moneda.
Si alguien me dijera que a cambio de ella puedo vivir en la casa mas cara de todo México, le diría amablemente que no y seguiría el camino hacia mi pequeña casa de nailon bajo el puente de la interestatal. Donde mis hermanas y hermanos me esperan para jugar con una pelota desinflada, mientras mi madre nos prepara migas de pan y una sopa que es solo agua caliente.
No, no y no.
No voy a darle a nadie mi moneda.
A veces mi mamá me pega porque me quejo de el mal sabor de la escasa comida, o a veces porque no volví de la calle a la hora determinada. Pero, por lo que más me recrimina, es porque no quiero ir al kiosquito de la esquina a comprar siquiera un caramelo con mi moneda.
Yo le digo: "No puedo mamá. Está moneda vale mucho para mí, tanto como valen esas feas cuentas y joyas para Doña Pérez. Tanto como vale el perro "Tinto" para el pobre ciego de la esquina. Tanto como valemos yo y mis hermanos para ti".
Ahí me pega porque dice que me apego a algo material y comparo eso con el amor que siente ella por mi.
Cuando llueve, se nos llena el piso de agua porque las paredes y techo son chapas y nailon y tiene goteras.
Mi hermana más querida me dice: " Si vas ahorita con el don Tomás, el del bigote feo y sucio, y le das tu moneda, estoy segura de que a cambio te dará su mantel más barato. Así cubrimos el techo y no nos vamos a resfriar"
Yo le digo:" No puedo hacer eso , hermana. Don Tomás es muy tacaño, y querrá más que mi moneda. Pero aunque la quisiera, no se la daría. Prefiero pasar frío una noche"
" Tus hermanitos. No piensas en tus hermanos más chicos" Salta mi mamá " No seas egoísta mihijo y ve de una maldita vez"
No,no y mil millones y tres mil veces ¡NO!
"¿Porqué no quieres gastar esa moneda?" Pregunta mi hermano menor.
Yo suspirando le digo :"¿Recuerdas el día en que papá se fue? Mamá y él gritaban como locos y las débiles paredes temblaban como gelatina, todos estaban en la calle pidiendo limosna menos yo, porque estaba enfermo. Estaba en la entrada, ahí en el hueco que llamamos puerta. Allí ví como mamá lloraba, como papá tiraba objetos y gritaba, después como ambos lloraban. Sabía que sería la última pelea. Sabía que se iba a ir. Cuando pasó con sus pocas cosas a mi lado, lo tomé de su pierna y llorando le dije que no se vaya. Él me miró y me dió está moneda de 5 pesos y me dijo : "Hijo mío, está fue la primera limosna que pedí. Los primeros pesos que gané, cuando tenía tu edad. Los he guardado porque quería gastarlos en algo especial en algo que me hiciera feliz. No quería gastarla ni en comida ni en objetos porque eso para mí ya no importa. Quiero dártela a ti. Quiero gastarla en ti, porque eres para mí lo más especial que tengo. Prométeme que la guardarás, que no te apresuraras a gastarla en cualquier objeto que quieras, sino, que la gastaras en ESO que sea especial y que te haga feliz."
Mi familia se queda en silencio y yo continúo: "Cuando cumpla 20 años tendré un empleo. Compraré un auto y una casa. Pagaré un boleto de autobús y buscaré a mi padre para llevarlo con ustedes a nuestra nueva casa y nuestra nueva vida. Y cuando este por entrar en ella, le daré a mi padre la moneda y le diré "Está fue tu primera limosna y también la última ya que nunca más viviremos en la calle"
Ahora mi mamá está llorando y me abraza. Yo miro hacia mi techo con goteras. Mi panza ruge hambrienta y de repente siento que tengo fiebre.
"¿Mamá, 20 años pasan rápido?
ESTÁS LEYENDO
Historias Cortas Con Finales Tristes.
Kort verhaalSolo historias... historias que como nosotros, pueden tener finales rotos...