El ayuno que Dios recibe

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Demos siempre lo mejor de nosotros y llegaremos a ser, lo máximo que podamos ser al servir a otros.

¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano? Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia.
Isaías 58:6-8

Robin Alexander.

El Gran Alfarero. 10Donde viven las historias. Descúbrelo ahora