Cap. 1

364 43 30
                                    

Habían pasado dos semanas ante la ausencia de cualquier comentario, aquella mujer de suave piel con  dulce tono rosado, había mantenido en silencio la desaparición del juego de  cuchillos. Dos semanas de una dura búsqueda en aquella  casa de tres pisos, donde su escusa principal fue un periodo de limpieza hogareña, tiene sentido, ¿no?

✴     ✴

Min Ji 

Eran las tres con treinta y cuatro de la tarde, estaba en la cocina, totalmente convencida de que aquellos cuchillos estarían allí, sin importar que ya había revisado incontable de veces todos y el más mínimo lugar de mi hogar. 

Y sin dar ningún fruto a la búsqueda al igual que todas las veces anteriores y con respiración pesada me dirigí  de forma casi automática a el sillón de la  pequeña sala de estar en frente de la cocina. Me dejé caer sobre este dando un suspiro, volviendo a repetir en mi mente que  mi hijo, mi querido YoonGi no había tomado aquel artefacto de filo punzante. lleve mi vista a el mayor de mis hijos mirando atentamente como dibujaba en una mediana  mesa  a una distancia no muy grande. 

¿Por qué?

¿Por qué mi pequeño niño hacia aquellas cosas?

¿Por qué a Jungkook?

¿Después de mi bebé, veníamos nosotros?  

¿Que lo llevo a actuar así?

Tan... ¿extraño?

Pues  sí aunque me negaba a aceptar que YoonGi podría tener un oscuro pasado, no aceptaría tal suposición, no... 

Miles de pensamientos y preguntas invadían mi cabeza mientras miraba atenta a el mayor de mis hijos, hasta que sin previo aviso y en un susurro que apenas se sostenía a paso del aire.

— ¿Mamí?–  Me miraba con una sonrisa espeluznante  y mirada oscura. Daba miedo... Ver a un pequeño niño con una mirada tan vacía. Dolía, enserio dolía.

—¿Qué pasa cariño?–  Pregunté en tono dulce y aun con mi mirada atenta a su pequeño cuerpo y facciones delicadas. 

— Mamí... ¿Aun no encuentras los cuchillos?-  mientras articulaba aquella pregunta, una sonrisa inevitable e imposible de enseñar se posó en sus labios, sentí mis sentidos detenerse a igual que mi respiración. Mi cabeza daba vueltas, y sentía mis dedos temblar. 

¿Cómo sabía eso? 

¿Cómo sabía que aquel juego de cuchillos se habían extraviado?

No... Solamente fui muy obvia, ha de ser eso... sí, fue eso.

— N-no, aun no les encuentro en ningún lugar. ¿No los has visto cariño?– le mire atenta esperando algún indicio de nervios, no obstante su semblante seguía igual de sonriente, una sonrisa tan sádica y sucia para un pequeño niño. Dejó caer su color a la mesa haciendo resonar el contacto entre la brillante madera, se levanto borrando rastros de su sonrisa y con su pequeña mano pedía acercarme a él.

Con piernas temblorosas le complací, levantándome de el sillón a pasos pesados, llegando a su lugar escuchando mi corazón resonar en mis entrañas y un pequeño malestar estomacal ante la presencia del miedo y bajando a su altura esperando algún movimiento por el chiquillo.


—¿Qué pa...– mis palabras fueron interrumpidas por un susurro en mi oído, haciéndome congelar mi cuerpo y mente al instante. viendo como  el pequeño YoonGi corría haciendo resonar una risa aterradora en aquel lugar. 

—Están jugando a las escondidas contigo, mamí...–  pasó su mano por mi cabello– y yo los estoy ayudando a esconderse.– susurró.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

SonDreGood

Psicopatía® |+18| [Hiatus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora