―Robb ya hemos estado toda la tarde buscando esas gallinas― se quejó Sansa por cuarta vez en aquellos quince minutos, los niños pasaron horas ordenando el solar para después salir a su misión principal, la captura de las cuarenta aves que se encontraban disipadas por todo el castillo ―Guarda silencio Sansa las asustaras si te oyen― hablo esta vez Jon ―Pues no pienso quedarme aquí, ¡Tengo sueño!― un grito y muchas gallinas corriendo por el pasillo espantadas ― ¡Sansa!― ambos muchachos cayeron rendidos sobre las bancas mirando a su hermana con una cara no muy amable ―¿Lo siento?― expuso la pequeña pelirroja en tono inocente, sus hermanos asintieron y volvieron a erguir sus cuerpos con el fin de cumplir su misión.
―Allí hay una, ¡Jon trae la jaula!― los niños corrieron capturando al fin una de cuarenta gallinas, y así prosiguieron hasta un par de horas más, una tras otra, en la cocina, en el invernadero, por la armaduría, la herrería, el cuarto de baño del aposento de Lyria, y bastantes otros lugares que uno jamás pensaría que pudiera esconderse un ave ―Según mis cuentas, llevamos treinta y nueve gallinas― acoto Robb a sus hermanos quienes ya destartalados esperaban el conteo final, ambos al oír el número se quejaron, pues eso significaba que aún quedaba una gallina dando vueltas por ahí y debían encontrarla, de no ser así su madre estaría muy molesta si la encontrase ella al despertar ―Ya hemos buscado en todos los lugares, ¿Dónde más podría estar?― sentados en una de las mesas del comedor se quedaron anotando en un trozo de papel todos los lugares donde cabía un ave y no habían buscado.
Mientras tanto el matareyes había decidido visitar a Catelyn en sus aposentos, pues quería pasar un momento con su hija, desde que el visitaba a la señora de Invernalia todas las noches, ella había prescindido de su nodriza nocturna para que pudiera estar con ellas a solas. Golpes en la puerta y Cat ya sabía que era su amor , se dispuso a girar el pomo y dejarlo pasar cuando grande fue su sorpresa al ver a Ned de pie frente a ella ― ¿Ned?― estaba confundida no se supone que fuera él el que llamara a la puerta esa noche ―Si, ¿esperaba a alguien más mi lady?― pregunto Eddard divertido, dando un paso para adentrarse en los aposentos de su esposa ―No, claro que no mi señor solo me extraño― ella dio un paso a un lado dándole espacio para entrar, cuando cerró la puerta a sus espaldas solo pensaba en cómo explicarle a su esposo si Jaime llegaba a llamar la puerta de su alcoba a esas horas del día. Eddard estaba en la silla mecedora con Jynne en sus brazos, cuando Cat se sintió ahogada debía salir de allí, debía ir por Jaime ―Ned, iré por agua abajo― no espero respuesta de parte del hombre castaño sentado junto a la ventana, solo salió caminando por un obscuro pasillo de piedra, uno; dos; tres pasos y tropezón algo hizo un ruido de animal, y ella nunca cayó sobre el frio suelo, alzo la vista encontrándose con esos verde esmeralda que tanto le hacían temblar las piernas ―Te tengo mi amor― fueron las palabras que musitaron los labios del rubio que con una sonrisa la ayudaba a incorporarse ―¿Cat? ¿Qué sucede?― Eddard frunció levemente el ceño al ver al joven lobo sosteniendo el brazo de su esposa ― ¿Sir Jaime? ¿Se ha perdido de su torre?― el señor de Invernalia ni se inmuto para acercarse a ellos, ni ajusto los ojos para caminar en aquel pasillo tenue, pues conocía muy bien su territorio ―No, solo yo...― fue cortada su oración debido a que cada vez más de cerca se oían pies correr como si un enorme lobo los persiguiera ― ¡Allí esta! ― Robb y Jon corrían a la par mientras que Sansa se quedaba atrás por sus ropajes ― ¡Te tengo! ― Jon capturo a la última gallina con una sonrisa en el rostro ―Ves Robb te dije que la había oído cacarear por aquí― los adultos con una sonrisa divertida en su rostro veían a los niños completamente sucios con plumas de gallina incluso en su cabello ―Las han capturado todas imagino― afirmo su madre con voz de autoridad pero sin dejar de ser cálida ―Si madre, todas― respondieron los tres al unísono, inflando el pecho orgullosos ―Espero os sirva de lección, ahora a dormir mañana temprano os enviare muchachas a que les hagan el baño― los pequeños Stark asintieron sin chistar llevándose con ellos su traviesa ave.
Ya todo había acabado, las aves en su corral, los niños dormidos en sus habitaciones, Ned dormía junto a ella con su pesado brazo rodeando su cintura y Jaime, su Jaime seguro estaba en sus aposentos extrañándola tanto como ella a él, le costó unos minutos decidir si arriesgarse o no, pero su ansiedad fue más grande que su miedo, con cuidado de no despertarlo movió el brazo de su esposo, se levantó y camino descalza por la habitación hacia la puerta giro el pomo y la abrió esta rechino un poco, ella se asustó y volvió la vista hacia el castaño dormido sobre su cama pero este ni se inmuto, siguió su camino hasta encontrarse con el león frente a frente, tal era su conexión que pensaron verse al mismo tiempo, el no aguanto más y la llevo a un lado del pasillo a una pequeña escalinata que daba hasta el cuarto donde cocían los ropajes, se besaron apasionadamente, la ropa sobraba y la lujuria era palpable a kilómetros más aun así era arriesgado a vista y paciencia de todo aquel que deambulara por el castillo a altas horas de la madrugada, no había más solución que citarse en la tarde después de la comida en la torre abandonada que ya tanto conocían.
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Lady Stark, corazón de una Lannister
FanfictionEsta es una fanfiction con personajes de Games Of Thrones, personalmente amo esta saga y quise realizar una creación con algunos personajes y agregar otros. En esta historia Catelyn es señora de invernalia y se encuentra feliz junto a sus hijos Ly...