Cap.3

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Huía lo más rápido que podía. Si bien era de los mejores guerreros de su reino, teniendo un gran entrenamiento en su cuerpo y mente, su estado era deplorable, impidiendo tener la resistencia de siempre.
Pero estaba focalizado en seguir las órdenes de su Rey, su amigo, su ejemplo a seguir, quien lo acogió cuando su propia familia lo había echado a calle como un perro sarnoso.
Más el hecho que entre sus brazos estaba su más presiado tesoro, el rayo de esperanza para el futuro.
Sentía que sus piernas les decía que ya era suficiente, que debía detenerse, más su mente, alma, y corazón, le daban fuerzas desde lo divino.
No estaban solos, tenían el amparo de la brillante Luna, que los vigilaba y protegía bajo su luz. Guiaba el camino de su salvación. Las estrellas miraban intrigadas la escena, divertidas , pero obedientes a la Luna que les exigía que con sus formas, también guiara al forastero hombre.
Aunque tenía a la Luna de su lado, la noche seguía siendo traicionera, burlona del destino, neutral en sus decisiones.
Su aliento podía materializarse por el frío malicioso que se hizo presente, dando a entender que no se le haría fácil.
Jaeinz acurrucaba a la niña a su pecho para evitar que éste llegase siquiera a tocar alguna de sus pestañas.
-Estaremos bien,Lúa. Te lo juro por mi vida.- susurró a la tranquila bebé. Pero bien sabía que se lo decía más a sí mismo.

En sus últimas fuerzas, pudo ver a lo lejos, una cabaña, más bien choza, hecha por troncos de árboles, en medio de la fortaleza de grandes piedras, que daban el comienzo al camino de entrada. Las luces parpadeantes de velas se extendían hasta su vista, y el olor a comida, le hacía reaccionar su sistema.
-Este sólo puede ser hogar de una bruja- habló desconfiado, pero al no ver otra solución posible, se encaminó a su encuentro.

La Unión De Los OpuestosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora