CAPÍTULO II

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Pero el amor, como la suerte, llega cuando no lo llaman, nos instala en la confusión y se esfuma como niebla cuando intentamos retenerlo

Narra Atenea

La luz del sol entraba entre los pilares de mi habitación, eso me indico que era hora de dejar de descansar e iniciar con las labores que me otorgó Zeus antes de retirarnos del Olimpo la noche anterior, camine por el lugar admirando cada detalle de mi templo los pasillos se mantenían alumbrados por el fuego de las velas y los detalles que forjaron determinaban mi personalidad por todos lados. Pero sin duda lo más hermoso de este lugar era que no importaba en donde te encontrabas siempre podías ver el exterior gracias a que los pilares se mantenían distanciados unos con otros dejándome apreciar por las noches las estrellas y un cielo con diferentes tonalidades y por las mañanas el cielo azul, los lagos y mares turquesa, la vegetación y los templos de otros dioses.

Me recargue sobre el barandal de mármol y observe cada uno de los templos, no era difícil encontrar el símbolo de cada una de sus personalidades, el templo de Poseidón se encontraba lo más cerca del mar y en la entrada podías apreciar a las especies más hermosas y poderosas de los océanos, por dentro todo era en color azul y recuerdo que Afrodita me comentó que su habitación simulaba una isla ya que su aposento se encontraba rodeado de agua.

El templo de Afrodita era el más llamativo, Zeus decidió hacerlo de un color rojo más intenso que la sangre ya que eso demostraba Afrodita, las ramas de los árboles cercanos a su hogar entraban por los ventanales y rodeaban los pilares simulando una enredadera verde, por dentro se encontraban las gemas más brillantes y en su habitación podías admirar como los pétalos de rosas rojas caían creando un ambiente de lujuria y deseo que compartía con el dios que ella quería.

Pero sin duda el templo más grande y más imponente era el que se encontraba en lo más alto, hecho totalmente de cristal adquiriendo un color azul como el cielo, su entrada era una cascada de agua que solo permitía el acceso a quien Zeus dejará entrar, por dentro se encontraban distintas habitaciones, la más importante era donde se ocultaba el armadura de Crono y Rea, padres de Zeus, Poseidón y Hades,  Zeus poseía una habitación especial para un objeto importante de cada batalla de la cual ha participado y ganado, esos artefactos se encargan de aumentar el poder y sabiduría de Zeus por lo que sólo él tiene permitido la entrada. Era el templo por el cual cualquier diosa haría lo que fuera por entrar siendo la compañera de Zeus, esa es la razón por la que Medusa no perdió el tiempo en llamar su atención.

Un día tras terminar nuestro entrenamiento nos explicó, a Afrodita y a mí, que el aposento de Zeus se encuentra bajo el cielo ya que de esta forma él podía seguir comunicado con las predicciones del Oráculo y obtener revelaciones de las estrellas para el futuro del Olimpo, pero las noches de lujuria que pasaba a su lado ese cielo se llenaba de truenos que caían alrededor de ellos.

Deje de pensar en lo que Medusa había comentado, ya que mi imaginación ante tal recuerdo hizo que sufriera un espasmo por todo mi cuerpo, regrese a mi habitación para alistarme, al terminar me dirigí a Dodona el cual se encontraba vacío, en cuanto entre el templo se iluminó de color morado y las puertas se cerraron mientras yo me acercaba al centro viendo directo al portal entre los mundos.

-Calidón - pronuncie fuerte para que el portal me mostrara la ciudad de Grecia que había decidió participar a favor de Troya en la Guerra contra los Espartanos y que salieron perjudicados después de la derrota en Troya. El portal me mostró la ciudad y se encontraban en malas condiciones, se quedaron sin armas para defenderse, esto los hacía vulnerables ante cualquier ciudad con deseo de conquista. Tome con las dos manos la espada que se encontraba en mi espalda y al tenerla enfrente de mí cerré los ojos, me acerque a ella y pronuncie 3 veces - Calidón Calidón Calidón - abrí mis ojos y la espada resplandecía lo cual me informaba que ya estaba la justicia de su lado. Muy pronto ellos volverían a tener todas sus armas para defenderse y continuar viviendo en su ciudad.

Greek BattleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora