Prólogo

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Apolo no dejaba de pensar en el sueño extraño de la noche anterior, Zeus estaba cubierto de sangre, no la suya y eso le causaba una mayor preocupación de que perdiera el rumbo y se convirtiera en el nuevo Ares. Quién podría detener a Zeus siendo él un villano, aunque Atenea haya logrado destruir a Ares, Zeus poseía el doble de poder y alianzas con otros dioses que lo seguirán a muerte, eso marcaría el fin de Grecia.

Necesitaba la ayuda del oráculo para aclarar su mente y si era necesario buscar la forma de evitar una guerra a muerte segura. Se dirigió a Parnaso para buscar respuestas, durante todo el camino solo pensaba en cómo le preguntaría a Pitia para no alertar a Zeus, el confiaba ciegamente en las profecías que ella proclamaba y las seguía al pie de la letra.

Todo estaba cubierto de oscuridad al llegar a Parnaso, colocó la piedra en la entrada del templo para que nadie pudiera entrar durante su sesión posterior paso a sentarse justo en la orilla del templo donde comenzaba a llegar el agua sagrada, Apolo cerró los ojos, respiro profundo dos veces y exclamó Pitia necesito de tu sabiduría. Al abrir sus ojos identificó en el centro una luz que aumentaba su brillo con lentitud, el color del agua pasó de negro a un azul turquesa y gracias a la luz del oráculo en cada pilar del templo se podía ver el escudo de cada uno de los dioses del Olimpo.

Apolo se concentró en ver directo al agua sagrada y se encontró con unos ojos color miel que lo veían fijamente, poco a poco y acercándose a él dejó ver su belleza e inició su plática.

-¿En qué puedo ayudarte Apolo? - Dijo saliendo poco del agua.

-Tuve un sueño que no me deja tranquilo, necesito que el oráculo me ayude a interpretarlo.

-Sabes que para poder ayudarte necesito algo a cambio ¿verdad? - Se acercó lentamente hacían Apolo.

-Y tú sabes que Zeus no nos deja pagarte con lo que más deseas, así que dime ¿Qué deseas dejando de lado tu libertad? - Apolo sonrió.

-Si no me darás el poder que deseo, puedes darme algo más fácil. - Le regresó la sonrisa y tomó sus manos.

-Primero ayúdame con mi petición después viene la recompensa - acaricio su mano.

-Confiare en ti Apolo, consultemos el Oráculo y después de tener lo que deseas me darás lo que yo pida.

-Te doy mi palabra Pitia - dijo Apolo viéndola a los ojos - pero necesito que el oráculo me diga si se viene una guerra donde Zeus sea el villano.

Pita soltó la mano de Apolo y nada directo al Oráculo, posiciono sus manos alrededor de la piedra brillante, cerró los ojos y solo pronuncio el nombre de Zeus. En el templo diferentes símbolos y signos empezaron aparecer, Apolo podía identificarlos Zeus, Hades, Poseidón, Atenea, Afrodita y Medusa aparecían repetidamente.

-Puedo ver que habrá una guerra que no sólo implica a Zeus, hay más Dioses- Pitia señaló los símbolos de ellos- lo que no logro ver es si la sangre es de Zeus o de alguno de sus hermanos o de alguna Diosa. De lo que estoy segura es que se aproxima una guerra y ni tu podrás detenerla.

-Si Hades aparece es porque ¿Zeus no será la razón de esta guerra?, ¿Cuáles son las consecuencias?, ¿Por qué no puedo hacer nada para evitarlo? - Apolo tenía más dudas que antes y la preocupación era mayor.

-Zeus no es la razón de la guerra, pero está relacionado ya que hay una Diosa por la cual Zeus se siente atraído y cegado por su tenacidad y belleza. Las consecuencias son grandes Apolo, cuando la guerra haya terminado y uno de los Dioses haya ganado, el Olimpo quedará sin equilibrio causando la destrucción total ó si la batalla es justa y gana el Dios elegido, el oráculo mandará bendiciones a Grecia. Desafortunadamente tú no puedes hacer algo para evitarlo, esto está escrito Apolo es la guerra de los dioses y quien intervenga será castigado por el oráculo.

-¿Le dirás esta información a Zeus? Si el oráculo decidió este destino juro por lo más sagrado que no intervendré.

-Lamento decir que Zeus no será informado de esta batalla Apolo.

-Por mí no te preocupes, le di mi palabra al oráculo de no intervenir. Solo espero que la batalla sea ganada por alguien justo, Grecia no necesita desgracias.

-Bueno ya tienes lo que deseabas saber, ahora es momento de que pagues el precio por eso. - colocó su brazo derecho sobre el hombro de Apolo para atraerlo a ella.

-¿Cuál es el precio por tu gran sabiduría Pitia? - la distancia entre ambos era mínima. Pita tomó la mano de Apolo atrayéndolo hacia ella y lentamente entraron a las aguas profundas, para desaparecer juntos. Pitia poseía el don de otorgarle a su amante la posibilidad de respirar bajo el agua, de esta forma ninguno de sus otros amantes sabría lo que ocurría cuando los dioses tenían una sesión a puerta cerrada en su templo.

Greek BattleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora