3| Extraño

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Alguien chasquea los dedos enfrente mío.

—¿Lulu? ¿Estás ahí?—pregunta preocupada Lara.

Sus grandes ojos verdes me observan cautelosos.

—Yo... Sí, solo estaba viendo a...

—¿A quien veías?—pregunta Valen apareciendo de la nada.

Giro y mis ojos buscan la mesa en la que anteriormente ví al chico.

Y no lo veo. La mesa está vacía.

—¿Por qué miras esa mesa Lu—pregunta Lara con la voz temblorosa.

Y ahora mi me mente hace click y me doy cuenta del porque la mesa está vacía.

Es la llamada Mesa de los Desaparecidos.

Nadie se sienta allí. Nunca.

Hace dos años el grupo de chicos que se sentaba ahí desapareció. Al parecer habían salido de campamento al bosque Shouldn't y nunca más volvieron. Entre ellos se encontraban Babylon, una chica de mediana estatura con facciones de duende pequeño, Sammie, una rubia alta del equipo de Natación, Robbie, un enano que pertenecía al club de ajedrez y por último Brownie, el hermano de Robbie, un chico de sonrisa ladina cuyo único hobbie era besar chicas.

—¿Lulú?—pregunta Valentino.

—Yo... Nada. Solo, nada, vamos a desayunar.

Ellos me miran confusos pero rápidamente me siguen y nos acercamos a nuestra mesa.

Mientras desayunamos y hacemos apurados la tarea de Física, aparece Franklyn, la actual novia de Valen.

—Hola cariño—dice dándole un beso y luego nos saluda con un asentimiento de cabeza—. Y hola ustedes. Vengo a invitarlas a mi cumpleaños, será mañana, a las ocho en casa. ¿Vienen?—pregunta sonriendo.

Franklyn tiene una linda sonrisa, creo que haber usado brackets por unos dos años tuvo sus frutos. Además su largo cabello rubio en conjunto con sus penetrantes ojos negros le dan un deje de misterio que te atrapa. Aunque admito que a veces me da miedo.

—Claro, por mí sí—sonríe Lara— ¿Vamos Lulú?

—Sí, creo que es genial—digo mirando a Franklyn—. Sería estupendo.

—¡Me alegro! Los veré mañana entonces—dice y se va saltando como una niña.

De hecho ella es bastante aniñada, y creo que por eso llama tanto la atención del género masculino.

El timbre suena y sabemos que hay que volver a clase.

—Tengo clase de Inglés, ¿Y ustedes?—pregunta Valen.

—Química—resopla Lara expresando todo lo que la hace sufrir esa materia.

—Educación Física—digo haciendo pucheros—.¿Los veo a la salida? Podríamos ir a comer una pizza.

—Claro—dicen ambos a la vez.

Y se van.

Me apresuro a llegar al gimnasio, y es entonces cuando me doy cuenta que el pasillo está vacío.

Apresuró el paso, el gimnasio queda en el otro extremo y empiezo a sudar frío.

No me gusta estar sola, y tampoco me gusta el silencio.

En ese momento escucho un llanto proveniente del aula de al lado.

Y me paralizo. No sé qué hacer.

El llanto es cada vez más prolongado, por lo que decido entrar, a pesar de que estoy muriendo de miedo.

Me acerco al aula y abro lentamente la puerta con las manos temblando.

En el centro del lugar, se encuentra una pequeña chica abrazándose sus piernas y llorando. Su cara está cubierta por una larga cabellera dorada.

—¿Hola? ¿Estás bien?—pregunto miedosa.

Y enseguida el llanto se intensifica.

—Ey, ¿Que paso?

Ella susurra algo que no logra a escuchar.

—Disculpa, ¿Podrías hablar más fuerte?

Ella vuelve a susurrar.

—Creo que iré a buscar a un profesor—susurro mientras empiezo a caminas hacia atrás.

Ellos me persiguen—dice un poco más fuerte.

Y la sola mención a ellos me hace temblar.

—¿Sabes quiénes son ellos?—susurro con miedo.

—¿Tú no lo sabes Lucía?—me pregunta entre sollozos.

¿Cómo sabe mi nombre?

—¿Yo?... No, no sé—admito.

Ya que, a ellos solo los siento. Nunca los he visto, solo los siento.

Jack, es la excepción, el no se deja ver físicamente, pero sí me habla, si me susurra, de hecho hasta un día me dijo su nombre.

Pero respecto a los demás, solo los siento. Son seres sin humanidad, sin cuerpos, solo son almas que vagan en mis sueños y me arrastran a mis peores pesadillas. Me arrastran al día que murió Emily en el arroyo, al día de su funeral.

Me arrastran al día de la muerte de mamá, en el hospital.

Me arrastran a recuerdos que quiero olvidar, pero gracias a ellos nunca lo consigo.

En ese instante la chica levanta la cabeza, y lo que veo me horroriza.

Su cara está podrida, y dónde deberían estar sus ojos solo veo dos grandes cuencas vacías mientras que sus labios estan pintados de un fuerte color carmín.

Un alarido llena mi garganta. Lo último que veo es su sonrisa y lo último que escucho un susurro cerca de mi oído.

—Volveré por ti en la noche—me dice.

Y mi consiencia se desvanece.

ELLOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora