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Habían terminado las vacaciones de verano y comenzaban las clases, JiMin estaba asustado por entrar a otra escuela, nuevos patios, nuevos compañeros, nuevos profesores.
No podía dormir con solo pensar que habría otra gente, tendría que controlar su enojo. Por lo menos tenía que dar una buena impresión el primer día, le importaba tener a algún amigo que con el que no pudiera pelar, que puedan jugar y contarse secretos.

Alguien que no le tuviera miedo.

Eran las 1 de la mañana y no lograba conceder el sueño, sus abuelos ya dormían y él no podía, estaba tan nervioso y estaba sudando aunque estuviera destapado, se movía de un lado a otro tratando alguna posición cómoda que lo pudiera hacer dormir, se estaba desesperando tanto que con su computador de tareas buscó canciones para dormir, pero no pudo. Pensó en otra idea pero le dio vergüenza, ir a dormir con los abuelos podría dormirse pero sería incómodo.

No le importó y se levantó de la cama cuidadosamente sin hacer ruido, de alguna forma tenía que dormir y ésta era su último recurso.
Se colocó sus pantuflas de animalito y fue hasta el dormitorio principal, silenciosamente giró la manilla y observó a sus abuelos dormir dulcemente, se acercó al costado de la cama de su abuela y nerviosamente le tocó el hombro con un movimientos leve, abrió los ojos y pudo ver a su pequeño JiMin con la cabeza agacha jugando con sus manos.

—¿JiMin? —Dijo la mujer con los ojos cerrándose, miraba a JiMin pero no le contestaba.

—y-yo... ¿Puedo dormir con ustedes?

Estaba tan nervioso que estaba por salir corriendo y encerrarse en su pieza hasta que amanezca.

Eli lo miró y rápidamente sonrió al ver tanta ternura en él, —es muy dulce— pensaba ella, él no es malo; a veces creía que moriría de diabetes a ver tan dulzura en un niño.

—por supuesto mi niño...

se movió al medio para que cupiera su pequeño y abrió las mantas y dejó que subiera JiMin y se acostara junto a ella, se acostó y su abuela lo tapó con las telas delgadas de las sábanas y lo abrazó por las costillas, JiMin bajó sus párpados y se durmió inmediatente.

🌸

JiMin

Me refregué los ojos  con ambas manos y me giré al otro lado y no sentí a mi abuela, me senté en la cama y no vi a nadie acostado, estaba solo en la habitación. Me levanté con pesadez y bajé las escaleras a ver si había alguien.
Caminé hasta la mesa y encontré una hoja encima con cereales con leche y unas frutas picadas en un pocillo.

JiMin, amor

Con tu abuelo salimos hacer unos trámites. Te preparé el desayuno para que vayas con energías al colegio. Que te vaya bien mi hermoso y hace amigos, cuando salgas te estaré esperando para ir a comprar nuestros helados.

Atte. Eli

Dejé la carta y me senté a comer mi desayuno, miro la hora y me di cuenta que iba un poco atrasado y rápido comencé a llenarme la boca con frutas, leche y cereal, tenía la boca llena de comida que apenas podía masticar, subí las escaleras corriendo y me coloqué el uniforme que estaba planchado sobre mi cama.

Cerré la casa con llave y salí con una caminata algo acelerada, estaba tan nervioso por mi primer día que hasta se me había olvidado el camino. Veo a un niño con mi mismo uniforme y lo seguí, miraba la hora y eran más de las 8 de la mañana, el niño miraba disimuladamente hacia atrás y en un momento a otro se detiene al igual que yo, se da la vuelta y se dirige hacia mí con el ceño levemente fruncido.

—¿por qué me persigues, Niño? ¿tienes algún problema?

Lo miré detenidamente y me di cuenta que ya lo había visto antes pero no sé en dónde.

—¡hey! Te estoy hablando, mocoso.

—y-yo... No recuerdo donde queda el colegio. —estaba asustado, ese notaba que era mayor que yo y su tono de voz era grave.

—puedes preguntar pero no perseguir a la gente, idiota. —cruzándose de brazos marcando aún más su ceño.

—¿puedes... d-decirme dónde es?

—doblas a la derecha y en unas dos cuadras está. —Dijo con disgusto y haciendo una mueca.

—gra-gracias... —respondí.

Corrí lo que más pude sin tropezarme, apenas vi bajé mi velocidad y ordené mi ropa, trataba de calma mi respiración acelerada. Empujé la puerta y caminé por los pasillos en busca de algún ser humano que pudiera ayudarme a encontrar mi salón de clases, para mi mala suerte no había nadie más que pasillos vacíos.
Toqué la puerta de una sala y todos fijaron la vista hacia mí, mis nervios aumentaban cada vez que un par de ojos me mira.

—¿qué necesita, joven? —me preguntó el profesor.

—¿podría decirme donde está el salón 4A?

—mira, caminas por este pasillo y subes la escalera de la izquierda y al costado derecho está esa sala. —sonriéndome de oreja a oreja.

—gracias.

Subí las escaleras y miré la sala en donde estaría, mis nervios aumentaban más al saber que llegué atrasado y soy nuevo, con solo saber eso ya sentía mis órganos salirme por los orificios de mi cuerpo.
Toqué la puerta y una mujer alta con ojos color miel me abrió la puerta, entré y tomó mis hombros dirigiéndome al frente del pizarron.

—les presento a Park JiMin.

Todos me miraban como si fuera la comida de una manada de leones, atentos y otros sin mirar.

—busca un asiento JiMin y saca tu cuaderno para seguir con la clase. —dijo la maestra tocando mi espalda dando un pequeño empujón.

Me senté en los primeros fijando mi vista en la clase, por fuera estaba tan tranquilo pero por dentro estaba gritando y golpeando mi cabeza contra la pared.

🌸

Tocaron la campana para salir almorzar y todos salían corriendo con sus bolsos y otros con dinero locos por comprar y comer algo. Guardé mis cosas y salí con calma sin caerme, mis piernas temblaban de los nervios, ya había pasado la presentación, ahora era hora de la comunicación y sociabilizar.

Me senté en el pasto bajo la sombra de un árbol a comer mi sandwich con mi jugo de frutilla mientras miraba a los niños jugar, comer y conversar. Miré a todos lados y veo al niño que seguí en la mañana rápidamente recordé el momento cuando con mi abuela fuimos a comer helado y era el mismo niño que no se quería ir de la banca. —¿Cómo se llamaba? YoonShi, YinShi, JoNie— pensé. Trataba de recordar pero no pude.

Me miró y comenzó a caminar hacia mi con dos niños más.

Era la hora de mi muerte.

No le saqué los ojos de encima de tanto susto, se quedó quieto al frente mío mirando sin alguna expresión y de un segundo a otro tenía una sonrisa ladeada.

—¿ne-necesitas a-algo? —pregunté asustado y con temblor en mi voz.

—estás bajo mi árbol, muevete pendejo.

—lo-lo siento... —tomé mis cosas y me fui a otro lado, miré hacia atrás y aquel niño tenía la mirada fija en mí, ¡EN MÍ TRASERO!

Soft; [Yoonmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora