Tres meses han pasado desde que él la dejó, tres meses de una Alyssa con depresión y constante cuestionamiento del por qué no había logrado que el mayor se enamorara de ella. Por las noches leía su carta para sentirse más insuficiente y devastada.
No podía seguir así, ese maldito se había llevado toda su felicidad, pero le había dejado a alguien formándose dentro de ella y por eso tenía que seguir adelante. Lo superaría, de eso estaba segura. Sería malditamente feliz sin él y de eso no había duda.
Decidió cambiar de aires, cambiar de ciudad, de casa, de muebles, de trabajo, de vida. Cambió su look y ahora ya no era más la torpe pelirroja, se había teñido el cabello de un color más oscuro y para ella eso significaba demasiado.
Aún visitaba a la madre de Yoongi. También visitaba la tumba de su padrino y le dejaba flores cada mes. Era su tradición y lo único que la mantenía cuerda, además de su futuro bebé, claro estaba.
Yoongi jamás intentó comunicarse con ella, y eso la ponía mal, pero también la aliviaba. No más personas que dañaban su vida, no más Alyssa ingenua. Era una nueva vida como él lo había dicho y sería demasiado feliz, con alguien nuevo acariciando su piel, alguien quien la amara tanto, que la cuidara y respetara, que velara por su salud y dejara darle su cariño.
Hasta nunca Min YoonGi, este fue su último adiós.