Sus ojos me miraban fijamente mientras yo hacía lo mismo, mi corazón estaba acelerado, no podía controlarlo, sentía el calor de mis mejillas, me sentía tan patética, pero al mismo tiempo tan amada.
–Feliz cumpleaños –acarició mi mejilla.
–Te acordaste. –dije en un suspiro.
Juntó sus cejas.
– ¿Cómo no iba a acordarme? Desde el día que naciste mi vida cambió completamente
Algunos mechones de su cabello castaño caían sobre su frente, me parecía más adorable de lo que ya era.
–Cierra los ojos –susurro.
– ¿Por qué? –me reí nerviosa, él besó la punta de mi nariz.
–Solo ciérralos, por favor –me vio con ternura así que acepte inmediatamente.
Escuchaba los latidos de mi corazón, y quizá él también lo hacía porque escuche su dulce risa.
–Ábrelos.
Obedecí y me llevé las manos a la boca.
–Kale–susurre.
Él sostenía una cadena delgada con un dije de un corazón plateado y me mostró una media sonrisa.
–Espero te guste –lo levantó un poco más.
–Me encanta, no tenías por qué comprar un obsequio
–Quería hacerlo. –se encogió de hombros, tímido –¿Puedo?
–Claro –limpié mis lágrimas y levanté mi cabello para que pudiera ponerme el collar, se colocó lentamente detrás de mí y sentí el frio metal en mi piel. –Es hermoso.
–No más que tú –murmuró.
Me giré y le besé su mejilla.
–Maddy, es hora de ir al colegio ¡Despierta!
Abrí los ojos y escuché a mi madre golpear la puerta de mi habitación que estaba cerrada.
– ¡Voy! –grité y me senté en la cama, me froté los ojos y luego con la punta de mis dedos toqué el dije de corazón, seguía aquí. Una nostalgia inmensa se posicionó en mi pecho, cerré los ojos y me lo quité dejándolo encima del cajón.
No podía vivir en el pasado. No más. Lo amaba, pero no quiero más dolor, mamá pensaba que tenía depresión y tenía que demostrarle que se equivocaba, estoy bien.
Me levanté de la cama y corrí hacia el baño, me di una ducha rápida, me vestí para luego bajar y desayunar con mi familia.
–Hola Mike –saludé al verlo en brazos de mamá, le besé la mejilla y a mi madre también.
–Cariño ¿Dónde está mi corbata? –papá bajó trotando las escaleras, dejó el maletín en el sillón y nos besó a los tres en la frente. –Buenos días niña
Me despeinó y gruñí.
–Noooo, tardé en arreglarlo –dije acomodando mi flequillo.
Papá río y tomó a Mike en sus brazos.
–Está junto a los trajes –dijo mamá caminando hacia las escaleras. –siempre están allí.
Desapareció y me serví un vaso de jugo.
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Ángel de la Muerte. [Libro 2]
Fantasía|SEGUNDO LIBRO DE MI PEQUEÑO ÁNGEL| Maddy ha perdido a la única persona que realmente había amado en su vida, no sabia como lidiar con ello mientras intentaba lucir feliz para sus padres y su pequeño hermano menor, todo parecía ir como deberia hasta...