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—Mesa para cuatro—

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Mesa para cuatro—

Cuando la señora Kim le comentó sobre aquella cafetería a su hija, portaba una sonrisa, pues su vieja compañera de universidad era la dueña del local y al encontrarla de casualidad en los pasillos del supermercado una mañana, supo que debía ayudarla con su nueva y pequeña inversión.

Sweet room aún no era muy conocido, de hecho, pocas personas sabían que existía, pero Sooji no pensaba desanimarse por eso, su sueño estaba cumpliéndose y esperaría hasta que su modesta cafetería sea famosa.

Yongsun caminaba junto a Moonbyul, estaba emocionada por llegar y probar todo lo que pudiera.

—Unnie.

—¿Mmh?


—Los chicos sentados en la barra de allá, ¿no son los Seok? —Moonbyul apuntaba a dos muchachos dandoles la espalda, mientras estaban sentados en banquitos marrones, con tazas de café y magdalenas sobre la linda barra de madera fija a una de las paredes en el costado del lugar.

Yongsun comprobó que su amiga decía la verdad al apartar la mirada de los panes dulces en el mostrador y cuando iba a llamar la atención de ambos pelinegros, Moonbyul tapó su boca con sus manos.

—No, Solar unnie, no haga eso.

La nombrada arrugó su frente, pero al ver cómo el más alto tomaba la mano de Hoseok, agradeció que su amiga cubrió su boca, porque jadeó de sorpresa contra la mano. Ignoró bestialmente a Byul quejándose entre susurros y se soltó de su agarre.

—¿Estarán en una cita? Ni siquera sabía que ellos se conocían.

—Seokjin nunca menciona a nadie más que no sea Jungkook, así que estamos iguales en consternación.

Yongsun rió bajito, recordando a Jin sobreproteger a su hermano menor, tal cual una mamá gallina haría con sus pollitos. Ah, Seokjin a sus ojos tenía mucho potencial como padre.

—Señoritas, ¿puedo ayudarlas en algo? —ambas pegaron un brinquito del susto ante la inesperada voz, giraron para toparse con una mujer de sonrisa cálida.

Moonbyul rascó su cabeza, nerviosa.

—Queremos dos cafés.

—Y unos pasteles de chocolate, por favor —Solar sonrió todo lo que su amiga no pudo y poco después estaban sentadas en la dirección contraria a la barra, en una mesa cerca de un arreglo floral que Yongsun se encargó de fotografíar.

—Byul-ah, ¿crees que ellos tienen algo? —sopló su café y luego bebió un poco.

—Claramente, sí —Moonbyul separó una de las esquinas del pastel marrón oscuro con su tenedor y lo llevó a su boca, degustando la masa dulce con un pequeño suspiro.

—Ah, ésta chica.

Yongsun limpió los labios de la chica frente a ella con una servilleta y la miró con ojos de madre molesta. A veces esa rubia era una descuidada.

—Por un lado entiendo lo que hacen, en la secundaria es difícil llevar una relación así sin ser señalados, y es peor con el idiota que tenemos dirigiendo todo. Estúpido Bin, su cuadrada y prehistórica mente no deja que la sociedad escolar avance.

—¡Moon Byulyi!

Pasaron la tarde en aquel café, con música a baja frecuencia sonando de fondo, siendo sólo cinco personas ocupando el lugar. Las amigas, los Seok y la dueña del negocio.

—Señora, su pastel es muy bueno —esa era Moonbyul alagando por cuarta vez a la mujer que ya estaba sonrojada y feliz.

Una vez que pagaron por lo que comieron, fijaron su vista como alcones hacia el par que continuaba charlando amenamente. Y es que eran adorables, chocando sus manos sin querer cada tanto, sonriendo y mirando de reojo al otro cuando andaba distraíado en su taza, reían nerviosos o totalmente sueltos, se susurraban cosas de vez en cuando y otras tantas sólo miraban risueños sus manos juntas, acariciadas por ambos. En ningún momento dejaron su burbuja de amor adolescente.

Solar suspiró.

—Moon, ¿dos personas pueden quererse tanto? —iba abrazada al brazo de la menor, sus labios pintaban una sonrisita soñadora y sus pasos eran torpes saltos por la calle.

—Hoseok y Jinnie se ven bien juntos, no entiendo porqué los demás dicen que está mal. Son chicos amando, no hay nada de incorrecto en eso.

Yongsun concordaba con ella. Las personas eran libres de querer a quienes su corazón desee, porque al final uno nunca sabe cómo manejar al amor.

 Las personas eran libres de querer a quienes su corazón desee, porque al final uno nunca sabe cómo manejar al amor

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ʙ ɪ ᴛ ᴛ ᴇ ʀ   ᴄ ᴏ ɴ ғ ᴜ s ɪ ᴏ ɴ     -wheesun; hwabyulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora