Millenia

Capítulo II: Adaptación

Bueno este es el lugar.

- Mmm...

- Voy a dejarte aquí por unas horas Millenia, te he dejado agua, comida, y una cama.

- ¿¡Yo sola!?

- Tú sola, adiós.

Pronto Millenia se encontraba totalmente sola, se sentía triste y muy enojada porque la dejaron solita.

Millenia observó el lugar y solo se puso de cuclillas a llorar porque no tenía a nadie a su lado, quería a su madre, siempre la trataba bien, pensaba también en su padre, él no era una persona muy paciente, le gustaba la disciplina y algunas veces Millenia veía como su padre golpeaba a su madre, pero ella siempre ocultaba los moretones de los golpes con su ropa muy olgada, la pequeña Millenia nunca presto mucha atención a ésto porque lo creía normal.

 De igual manera pensaba mucho en su perrito y en Keith. Ella sabía que Yocal había mentido con respecto a sus padres, pero los Timenoids le parecían muy intimidantes así que prefería callarse la verdad.

Millenia comenzaba a sentir un hormigueo en todo su cuerpo, mientras pensaba en su padre, entonces dejó de hacerlo.
Se dirigió a una de las ventanas y trato de abrirla pero no consiguió nada e incluso aunque rompiese el vidrio con el plato de cerámica que Yocal le dejó, se encontraba en un tercer piso y no podía bajar, pronto se dió cuenta de que estaba totalmente encerrada en ese salón.

Todo estaba lleno de polvo y era muy silencioso, no había ni una sola puerta, mucho menos había señales de vida, entonces Millenia comenzó a hacer lo que mejor sabía, jugar.

Jugaba a que era la dueña del castillo y se ponía hermosos vestidos, que bailaba al rededor de los salones, todo de manera imaginaria, pero después llegó el momento de ir al baño.

- ¿ Dónde voy a hacer del baño? Mmm aquí hay una cosa que tal vez me sirva.

Millenia tomó una bacinica y dejó salir todo lo que había contenido desde hace un tiempo.
- Aaahh, es raro orinar en este lugar donde el sonido hace eco. Pero mientras no haya nadie...

Después de que terminara sus necesidades fisiológicas dejo a un lado la bacinica, y en cuestión de minutos ésta desapareció, al transcurso de unos minutos apareció en el mismo lugar una bacinica nueva, Millenia quedó muy sorprendida al ver tal acontecimiento, así que se aseguró de que la bacinica no fuese una mera ilusión producto de su imaginación, y en efecto era una bacinica nueva y lista para usarse de nuevo, una ceja de Millenia se levantó y sin emitir ningún sonido dijo: Wow. Después volvió a jugar otro rato.

Pronto cayó la noche y Millenia se encontraba totalmente sola, de pronto se llenó de un miedo que no la dejaba en paz, recordaba la voz de aquel Timenoid que la regaño anteriormente y su aspecto desagradable, ojos completamente rojos voz sacada del infierno, piel totalmente azúl, además se percató de algo más, ese Timenoid podía flotar, pero Yocal no podía, hecho que no concordaba con el perfil de un Timenoid.

Los sentimientos extraños que el salón le hacía sentir a Millenia eran muy desagradables, lo mejor era cubrirse con las mantas de la pequeña cama que Yocal le dejó, y tratar de dormir un poco porque sus pensamientos no le permitían tranquilizarse. Trataba de conciliar el sueño,pero simplemente le era imposible el miedo era constante y no se iba, el salón era muy frío y olía a viejo.

Lo único que iluminaba eran unas velas que Yocal le proporcionó, todo lo demás excepto una diminuta parte de la cama estaba en total obscuridad, y aunque no se escuchaba absolutamente nada, ese salón era extraño, había una energía que hacía que Millenia estuviese siempre perturbada.

- Soy libre en mi mente, debo pensar en cosas que me distraigan de este horrendo castillo.

Exclamó Millenia en voz baja, casi imperceptible. Pronto cerro sus ojos y se imaginó estando en aquella feria en la que se encontraba aquél día con sus padres, observando cada pequeño detalle de los recuerdos que reproducía en su cabeza. Sentía mucha alegría estando incluso en su cama imaginando los mejores escenarios, cada vez que se alegraba en su imaginación sentía como se le erizaban los bellos de su cuerpo.

Solo así después de un tiempo logró conciliar el sueño y matar el tiempo en aquel inusual salón.

Ahí se encontraba Millenia con una posición casi perfecta para dormir y su hermoso cabello que apenas cubría la frente de su rostro, parecía un pequeño ángel durmiendo.

Pasaron horas, horas y más horas, las pupilas de Millenia detectaron el estímulo de la luz matutina, era hora de levantarse. Inconscientemente pensó que Raymond la esperaba, por lo que rápidamente se despertó y comenzó a buscar su ropa pues de nuevo amaneció totalmente desnuda, encontró su ropa y botas pero ninguna señal de un Timenoid.

- Uuuff, ninguno de ellos está aquí, qué alivio. Tengo mucha hambre...

Millenia necesitaba lavarse las manos pero el salón no tenía un lugar específico donde hacerlo, así que simplemente tomó una jarra con agua, un diminuto jabón y ensució más el piso que estaba lleno de polvo.

- Espero que Yocal no se enoje conmigo por ensuciar más el piso.

Millenia se había dado cuenta que la comida y en especial las verduras le gustaban, cosa que en el pasado jamás podía ocurrir, se preguntaba por qué los Timenoids tenían ese aspecto azúl.

Al poco rato Millenia terminó de desayunar y empezó a correr como loca y a jugar por todo el amplio salón.