Capitulo 14

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-Entonces te vas con tu tía o con tus abuelos? – le pregunto a Estrella.
-mmm con mis abuelos – contesto ella – papá ira con nosotros verdad?
-No Estrella – contesto el – tengo que quedarme a hablr con tu madre.
-Anda niña decide que ya se van – le apresuro Maria.
- ¿Abuelos, abuelos – eligió – pero van a ir por mi mañana verdad?
-Si Estrellita mañana pasaremos la tarde juntos en la casa – dijo Esteban – ahora anda, ve con ellos que te están esperando.
-Me acompañas? – le pidió a su padre.
-Hasta el mismísimo fin del mundo cielo – le dijo – ya regreso – dijo guiñándole el ojo a Maria.
-Vas a estar bien? – le pregunto Ana Rosa – no necesitas que me quede y…
-Voy a estar bien Ana Rosa no te preocupes – le dijo abrazándola -  gracias por todo esto.
-Es lo menos que te mereces cariño – dijo ella tocándole el rostro.
-Señora Rosso – dijo Gerardo – que pase una buena noche.
-Así será señor Salgado, hasta luego.
-Maria, mi vida – se acercó Sofia – podría…
-Vale puedes – contesto ella – pensé que nunca más te volvería a ver – dijo abrazándola con fuerza y sollozando.
-Ya tendremos tiempo para hablar Sofia – dijo ella con calma.
-Algún día te escuchare decirme mamá? – pregunto soltándola.
-Solo el tiempo lo dirá, que tengas feliz noche – contesto ella alejándose de ella.
-Maria, entonces…
-Entonces nada Demetrio, te hare llegar el dinero esta semana, será suficiente para que salgan de esa pocilga, consigas un lugar decente donde vivir y puedas iniciar tu negocio.
-Has sido demasiado buena con nosotros Maria – dijo Luana – con eso y mi trabajo ahora podremos…
-Ni se te ocurra – dijo Maria con fuerza – lo dejaras Luana, no me mires así, lo vas a dejar, Luna no merece crecer señalada, debes saber algún oficio, algo distinto que te permita…
-Se bordar con hilos – dijo ella con tristeza.
-Perfecto, entonces te espero en dos días en la plaza del centro ahí hay una tienda de modistas, ya te diré yo que harás – dijo ella – no olvides traer a Luna para sus clases.
-La traeré yo personalmente Maria – dijo Fabiola.
-Esta es la primera y la última vez que entras a mi casa – dijo Maria – cuando te dije que te quería lejos de mi no bromeaba Fabiola.
-Nos despedimos entonces Maria – dijo Demetrio – estaremos en contacto? – pregunto.
-No lo sé – dijo ella – aun no lo sé, buenas noches.

Subió a su cuarto y se quitó el pesado vestido azul que lucía, con calma se quitó las joyas y cada una de las horquillas que sujetaban su cabello, se puso su ropa de dormir y una bata de seda blanca, y se sentó frete al tocador para peinar su cabello.

-Te he estado buscando – dijo Esteban al entrar al cuarto.
-Pensé que te habías ido – dijo ella mirando el espejo sin dejar de peinarse.
-No, no me iría y menos después de lo que dejamos pendiente en el despacho – dijo el quitándose la chaqueta negra que traía puesta – estas seguras que quieres…
-Esteban – dijo levantándose del tocador y caminando hacia el – es lo único que quiero en estos momentos.
-Dios esto es un sueño Maria – dijo tomando su rostro entre sus manos – ¿me amas?
- ¿Sí, te amo – contesto sonriendo – y tú?
-y yo, te amo como nunca he amado a nadie.

Maria volvió a sonreírle y el simplemente se dedicó a amarla, la beso y descubrió que de ella jamás tendría suficiente, se despojaron de sus ropas y de sus miedos, estaban juntos, esta vez su amor era correspondido, esta vez su amor era libre, esta vez nada podría separarlos.

Se amaron hasta el amanecer, hasta que sus labios quedaron entumecidos, se repitieron una y otra vez que se amaban, que se pertenecían en uno al otro hasta que el cansancio los venció.

Él fue el primero en despertar, el sol entraba sin permiso por la ventana y ahí estaba el desnudo con la mujer que amaba abrazada a él y con la cabeza recostada en su pecho, acaricio en silencio su cabello y ella se removió, levanto la cabeza y pudo ver de nuevo los ojos que le habían robado el corazón seis años atrás.

MiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora