No supo cómo lograron convencerla, pero ahí estaba de nuevo en Madrid, en España la tierra que la había visto nacer, y en donde había enterrado todo su dolor, pero si había regresado no era para hacerle el vestido a la prometida del hombre que había tomado lo último de ella, sino para hacerlos pagar por cada lagrima, por todo el dolor, ahora tenía el dinero y el poder para ponerlos de rodillas a sus pies y suplicar clemencia.
-Espero que sea de su agrado – le dijo la sirvienta – está todo como usted ordeno que se organizara.
-Está bien, puede retirarse.
-Como ordene señora – dijo la criada.
-Estrella te gusta? – le pregunto a su hija.
-Es una casa muy bonita mamá – comento la niña – aquí voy hacer nuevos amigos verdad?
-Antes que los amigos, están los estudios Estrella, necesitamos conseguirte las institutrices.
-Mamá, pero si las mujeres no somos inteligentes y no…
-Nunca lo vuelvas a repetir – dijo poniéndose a su altura – tu eres igual o más capaz que cualquier hombre, ser mujer no te hace distinta a ellos, y nunca permitas que un hombre te haga menos, ¿entendido?
-Si.Recibió una invitación de la casa San Román, donde Alba quería hacerle una fiesta de bienvenida, le molestaba enormemente que insistieran en entrometerse en su vida, detestaba la idea de tener que pisar esa casa de nuevo y odiaba aún más cualquier cosa que le permitiera recordar lo que paso aquella madrugada a los alrededores de la casa San Román, decidió dejar a Estrella en su casa a cargo de la nana, la niña le había preguntado a donde iría y Maria lo único que contesto era que no se demoraría, peino su negra y larga cabellera con una trenza, al ser una viuda debía guardar las formas, entonces vistió un prudente vestido azul oscuro con una gargantilla de zafiros, azules profundos como los ojos de su hija, azules como los ojos del hombre que le había arrebatado su honra.
A las 8:00 de la noche la casa San Román se preparaba para recibir a la invitada de honor, estarían presentes todos los amigos de los San Román y sus hijos, con sus respectivas familias, el único que faltaba por casarse era Esteban quien parecía huirle a su compromiso con Ana Rosa.
-La señora Maria Rosso – anuncio el asistente.
-Que pase – dijo Alba sonriendo – Ahí estas Maria – dijo feliz de verla entrar.
-Señora San Román – contesto ella con frialdad y sin devolver la sonrisa.
-Dime Alba, Maria por favor, ya no trabajas aquí – dijo Alba abrazándola – Leonel, mira que bella esta.No solo Leonel volteo a mirarla, sino todos los presentes, entre ellos Esteban, a quien el corazón le latió con tanta fuerza que parecía a punto de salirse de su pecho, había perdido todas las esperanzas en encontrarla, y ahí estaba ella, más hermosa que nunca, su cuerpo más maduro, sus facciones igual de hermosas, pero no había dulzura en su mirada, no había brillo en sus ojos, cuando sus ojos verdes se posaron en los suyos la sangre que corría por su cuerpo se helo, lo miraba con un odio tan fuerte que podía sentir puñales en su alma, ni una palabra le escucho decir cuando se acercó a darle la bienvenida, ella simplemente se limitó a mirarlos a todos y a contestar cualquier pregunta relacionada con la labor que desempeñaba como modista y como diseñadora, nada más.
-Porque no nos cuentas sobre tu hija – comento Alba entusiasmada – es tan bonita, la conocimos en Italia.
-De mi hija no hay nada que decir – corto Maria con rapidez – no viene a tratar asuntos personales Alba, creo que fui clara con ustedes cuando decidí venir.
-Maria… - dijo Leonel – cariño, te sientes bien? – le pregunto con ternura.
-Perfectamente señor San Román – contesto Maria con firmeza – es solo que mi vida personal, es privada, es asunto mío y nada más, no me gusta que pregunten por mis cosas, ni mucho menos que mis clientes crean que pueden mezclar sus negocios con mis asuntos.
-Quien es el padre de la niña? – pregunto Demetrio – anda Maria a mí no podrás negarme respuestas, soy tu…
-No, no lo es – le corto antes de que lo dijera- pero le voy a responder señor Fernández- dijo con desprecio- a diferencia mía, mi hija nació dentro de un hogar, Estrella es hija de mi difunto esposo.
-Estuviste casada? – pregunto Fabiola – pero quién demonios fue tan tonto para mezclar su sangre con…
-Con la hija de una puta – completo Maria – uno lo suficientemente estúpido para no fijarse en lo que hacía – dijo molesta y mirando a Esteban – pero les repito, si la cena a la que fui invitada tiene como objeto discutir mi vida, será entonces necesario que me retire, conozco perfectamente que les fascina hablar de mi a mis espaldas, yo no escogí la vida que me toco, no elegí ser hija de quien soy, pero los errores de ellos dos no tengo porque cargarlos ni tengo que dejar que manchen a mi difunto esposo y a mi hija, así que no siendo más…
-Cálmate – pidió Sofia – tienes razón, tú no tienes por qué pagar por los errores de otros – dijo afectada – Maria respetamos tu espacio y tu vida privada, pero entenderás que aquí quieras o no está tu familia, está tu hermano y las personas que te dieron la mano cuando estabas necesitada, deberías mostrarte agradecida por lo menos.
-Si usted conociera realmente a las personas que están en esta mesa, sabría que no tengo nada de que sentirme agradecida, ¿verdad? – pregunto tomando un poco de vino.
-Entonces hablemos del vestido – dijo Ana Rosa para romper la atención que se respiraba en el aire.
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Mia
القصة القصيرة¿Que podría esperar ella de una madre que nunca la quiso?, "madre" entre comillas porque Fabiola no lo era, esta era únicamente la esposa de su padre, quien le había dado el hijo varón que tanto anhelaba Bruno, este último quien había fallecido hace...