Capitulo 6

1.2K 107 12
                                    

No podría llamarla hija, pero tampoco la alejaría de su vida, le dijo Sofia a Daniela mientras caminaban por la plaza, Daniela había sido testigo del amor que Bruno le había tenido, sabia lo mucho que ella también lo amaba, y no estaba en ella juzgar a su hermana, solo Dios podría concederle el castigo que merecía, aunque ¿qué más castigo podría merecer que ser separada de su hija a los pocos minutos de nacer?

-Entonces que harás? – pregunto Daniela.
-Seré su amiga – dijo Sofia con confianza – será difícil porque es algo testaruda, pero no puedo dejarla ir, si Bruno no la amo como debía hacerlo, lo hare yo.
-Entonces eres abuela – comento Daniela sonriendo.
-Es una niña encantadora, la vi en Italia, es tan bonita, el esposo de Maria debía ser un hombre muy atractivo, porque Estrella es preciosa.
-Qué curioso nombre le puso tu hija, Estrella.

Maria ese día comenzaba con los preparativos para el vestido de Ana Rosa, había contratado los tutores para Estrella y le llamo mucho la atención el encargado de Matemáticas, era un nombre que nunca había oído, según Elena, el hombre venia de un viaje de la china, su nombre era Salvador de las Casas, y era un hombre no muy viejo quien tenía un aspecto amable y tenía mucha experiencia con niños, Maria dejo a Elena elegir a los maestros y luego de despedirse de su pequeña hija, se dirigió a la casa de los Salgado para iniciar con los preparativos de los vestidos.

-Qué bueno que llegas – dijo Daniela recibiéndola con una sonrisa – ven, pasa al recibidor, Sofia y Ana Rosa no tardan en bajar, y no te preocupes, aquí nadie te va a preguntar nada de lo que no quieras hablar.
-Gracias, señora…
-Daniela, dime Daniela – dijo ella acariciándole el rostro – no sabes el gusto que nos da tenerte aquí.

La cita del vestido fue increíblemente rápida y bastante incomoda, Maria no entendía muy bien las razones por las cuales Sofia y Daniela la trataban con tanta amabilidad, con Ana Rosa el asunto era distinto, ella estaba concentrada en su matrimonio y su vestido, las conversaciones de su madre y su tía la alteraban y no toleraba que distrajeran a Maria, al terminar la cita, las tres mujeres se despidieron de ella con fuetes abrazos, y cuando iba de salida se encontró con un Esteban San Román totalmente sorprendido.

-No sabía que estabas aquí – dijo el acercándose a Maria para saludarla.
- Ya me voy, tengo cosas que hacer – dijo ella con frialdad y pasando, por un lado.
-Necesito hablar contigo – le dijo el tomándola de la mano.

Mas se demoró el en pronunciar alguna palabra que Maria en lanzarle una fuerte bofetada, y aquella solo fue una advertencia, cuando Esteban trato de preguntar porque lo había golpeado la furia en los ojos de Maria lo detuvo.

-Nunca mas San Román – le dijo en tono de advertencia y camino hacia el coche que la esperaba en la entrada de los salgado.

Las semanas pasaron y no solo el vestido tomaba forma, sino le vida de Maria, no había vuelto a cruzarse con Esteban, pero si con su hermano quien intentaba por todos los medios llamar su atención, lo mismo que con Fabiola y Patricia quienes la toleraban y la trataban con más respeto, en las visitas a Ana Rosa el vínculo entre Maria y las tres mujeres de la casa se iba haciendo grande, incluso en algunas de las citas las acompañaba Estrella, quien encantada de la vida jugaba con Daniela, mientras Ana Rosa y Sofia eran atendidas por Maria.

-Antes de que te vayas Estella, me gustaría darte esto – le dijo Sofia a Estrella – es una medallita de la virgen para que te acompañe siempre y guie tus pasos.
-Es una medalla especial – dijo Ana Rosa – solo la tenemos las mujeres de esta familia.
-Nos vemos luego preciosa – dijo Sofia besando a su nieta.
-Adiós señora Sofia, adiós señorita Ana.
-Adiós Estrella pórtate bien – contesto Ana Rosa.

Estrella acepto encantada y corrió al coche para enseñársela a su mamá, Maria al ver la medalla y escuchar la historia de boca de su hija, tuvo un presentimiento bastante extraño, pero no le hizo caso.

MiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora