Mistakes (Furry_Omegaverse)

Capitulo - 1

POV ALEX.

Pound... Pound... Pound... Pound

Mis pasos resonaban en el pavimento con un ritmo acelerado. Tras haber estado corriendo, finalmente me detuve en un callejón oscuro, intentando recuperar el aliento. Estaba huyendo de la escena del crimen, donde, después de años de abuso, finalmente había matado a esos malditos que me habían usado y destrozado durante mis cortos 15 años de vida.

Ya lejos de ese infierno, mis manos temblorosas buscaron un cigarrillo en el bolsillo. Lo encendí, pero apenas di unas caladas, el tabaco me dejó un sabor amargo y desagradable en la boca. Un mareo intenso se apoderó de mí, y antes de que pudiera procesar lo que ocurría, vi a alguien acercándose. Parecía gritarme algo, pero antes de poder reaccionar, todo se volvió negro.

Desperté con una sensación pesada en el cuerpo, y lo primero que reconocí fue el inconfundible olor estéril de un hospital público. ¿Cómo carajos llegué aquí? Mis ojos exploraron el cuarto y vi a una enfermera escribiendo algo en una tablilla. Al notar que estaba consciente, se acercó, visiblemente aliviada.

—Debería quedarse recostado. Llamaré al doctor —dijo, mientras intentaba tomar mi temperatura con su mano en mi frente.

La miré en silencio, sin responder. Solo quería que se fuera. Cuando dejé de escuchar sus pasos en el pasillo, me levanté rápidamente. Me quité el suero que colgaba de mi brazo y me propuse salir de allí. Quedarme era un riesgo enorme, después de todo, soy un prófugo de la ley. Mi ropa estaba doblada en una silla al lado de la cama. Me apresuré a ponérmela y quitarme la bata del hospital.

Justo cuando estaba a punto de salir, escuché nuevamente pasos acercándose. Maldita sea. Volví rápidamente a la cama, tapándome con las sábanas para que no vieran mi ropa. La puerta se abrió y la misma enfermera entró, esta vez acompañada de un doctor... y un policía.

El miedo me recorrió el cuerpo como un frío glaciar. ¿Me habían atrapado? No podía creerlo. ¿Fui tan descuidado? Intenté mantener la calma mientras mi mente buscaba respuestas. El asesinato fue en otra ciudad. ¿Acaso fue mi huida desde la estación de buses lo que me delató? Un niño solo, con la cara llena de culpa, sí que debía parecer sospechoso.

Mientras pensaba, el doctor se acercó y me miró con una expresión seria.

—Deberías considerar dejar de fumar. Eres muy joven para eso, y puede ser peligroso si planeas seguir con esto... —comentó, pero su tono no era el de alguien regañando a un delincuente.

—¿Seguir con qué? —respondí, confundido. Mi mirada se desvió hacia el policía. Su expresión no era de desprecio, ni de juicio. De hecho, parecía... aliviado. Nada de esto tenía sentido.

—Perdón, no entiendo. ¿A qué se refiere? ¿Tengo alguna enfermedad? —pregunté, buscando una respuesta que aclarara mi confusión.

El doctor intercambió una mirada con la enfermera. Esta le alcanzó una silla para que se sentara a mi nivel. Sus ojos me estudiaban con cierta empatía.

—Bueno... No sé si estés al tanto, pero aunque es inusual a tu edad... estás esperando un cachorro.

El impacto fue inmediato. Mi grito resonó por todo el hospital.

—¡¿Qué?! —mi voz temblaba tanto como mis manos. ¿Qué demonios me estaba diciendo?

Mi mente giraba en un torbellino de pensamientos imposibles. Solo tenía 15 años, no podía estar embarazado. Sentí una mano en mi hombro, y cuando levanté la vista, era el policía quien me observaba con una mezcla de seriedad y comprensión.

—Te encontré en ese callejón —comenzó—. Verte allí, tan joven, fumando, me pareció extraño. Cuando me acerqué, ya habías perdido el conocimiento. Te traje aquí, preocupado por ti. Y, bueno... también fui el primero en saber sobre tu estado. —Hizo una pausa, su mano aún en mi hombro—. Soy un alfa. No quiero que eso te intimide. Tal vez te preguntes por qué estoy haciendo esto... Tengo un hijo de tu edad, y lo único que quiero es ayudarte. No estás en problemas, solo quiero que sepas que cuentas conmigo.