UNO

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- Oye...no quiero sonar estúpido, pero...creo que las cosas se están tornando turbias.
- ¡Claro que no! Él es un chico sensible y diferente. Sólo es eso. No dejes que los demás te convenzan de que es un raro. Vamos, Noah, eres mi mejor amigo.

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- Millie, tienes que levantarte - La voz de su hermano se hizo presente - Mamá se enojará si sabe que estás llegando tarde otra vez.

Millie, sin ganas, se destapó y se quedó sentada en la cama, mientras tallaba sus ojos y soltaba unos que otros bostezos.
Hoy sería un día agitado, ya que después del colegio, participaría en un casting. Sí, a Millie le encantaba actuar. Ya había estado en publicidades, pero su carrera como actriz no pasaba de eso, y ella quería actuar como en las películas y series que veía.
El celular de Millie comenzó a sonar. Lo tomó con toda la pereza del mundo, y sin ver quien la llamaba, atendió.

- Hola, ¿Sigues con la almohada pegada a la cara? - Se escucharon las risas del enano que siempre la buscaba por las mañanas.
- No. Ya estoy lista - Mintió
- Entonces baja.
- Estaba por desayunar.... - La interrumpió
- Oh, yo también quiero, ¿Qué desayunaremos?
- ¿Desayunaremos? Me suena a manada. - Respondió cortante
- Como quieras. Te espero aquí, como siempre...

Millie cortó la llamada y se dignó a levantarse. Buscó entre su ropa qué ponerse. A quién quería engañar...siempre usaba el mismo jean negro, rasgado en las rodillas. Se lo puso y sin importarle que tenía el pijama, se puso un buso rojo con cordones blancos cayendo del cuello, encima del pijama. Se puso sus vans y tomó su celular y su mochila. No tenía que peinarse, porque tenía el pelo corto, pero se lo tiró a un lado antes de salir, y abrió la puerta, viendo a un Jack sonriente al verla.

- Buenas noches, Brown - Rió
- Callate y vámonos.

Mientras pedaleaban para llegar al colegio, Millie se preguntaba porqué Jack siempre la acompañaba al colegio. Podía tardar mil años, y él seguiría esperándola. No sabía porqué lo hacía. No eran amigos, ni siquiera hablaban en el clases (Compartían la mayoría de las clases juntos). Noah solía decir que estaba enamorado, pero ella no le hacía caso. Por otro lado, Sadie decía que era lindo y que algún día le gustaría que se lo presentara, porque parecía un buen chico.
La voz de Jack la sacó de sus pensamientos.

- Bueno, hemos llegado.
- ¿Qué? Pero...recién salimos...
- Oh, Dios mío, si que estabas en las nubes. Llegamos tarde, ¡Corre!.

Jack estacionó su bicicleta y salió corriendo hacia la entrada. Millie, sin embargo, se tomó su tiempo y estacionó su bicicleta. Caminó sin ganas, arrastrando sus pies pesadamente, hasta llegar a clases. Abrió la puerta y se encontró con la cara del profesor Cole Anderson. Qué linda manera de empezar el día... Pensó.

- Millie Bobby Brown. Nuevamente llega tarde.
- Lo siento - Sonrió falsamente y se sentó al lado de Noah.
- Sus sueños de ser actriz no la llevarán por un buen camino si llega tarde y no completa las tareas. Está castigada. - Millie abrió los ojos como platos, nunca la habían enviado a detención. - Hasta las tres, Brown.

Millie sólo lo miró y rodó los ojos, sacando sus útiles.

Las horas pasaron y Millie debía ir a detención. Le causaba miedo y rabia tener que estar ahí. Habían chicos malos y no era un salón normal, más bien, era como una carcel.
Apretó el picaporte, lo presionó hacia abajo y abrió la puerta. Por suerte fué puntual. Sin querer mirar a los chicos que se encontraban en el salón, se sentó a adelante.
El profesor que se encontraba sentado, tomó fotocopias y las repartió. Millie miró su hoja, y se dió cuenta de que eran ejercicios de quinto grado de secundaria.

- Disculpe, profesor - Dijo, levantando su mano y mirando hacia atrás. El profesor la miró algo impaciente. - Son ejercicios de quinto grado.

Todos en el salón comenzaron a reír. Millie no sabía porqué se reían, no había dicho nada estúpido, o eso creía...

- Claro, señorita, como siempre. ¿Se esperaba otra cosa? - Dijo el profesor, con indiferencia.
- Sí, bueno, soy de segundo grado...

Las risas volvieron a aparecer.

- Está en detención. Siempre damos los mismo ejercicios de quinto grado. Siento que sea rebelde y no haga sus tareas, pero aquí mando yo. No importa si dieron o no estos temas. Los harán y punto.

Millie sólo agachó la cabeza y se maldijo mentalmente, recordando el casting, y pensando que no llegaría.
El ruido de la puerta, despista a todos los alumnos que se encontraban en el aula.
Un chico pálido, con rulos negros, los ojos delineados de negro, y vestimenta totalmente negra, se hizo presente.

- Wolfhard. Nuevamente tarde. - Dijo el profesor.
- Tuve un problema con mi motocicleta. - Sin darle importancia al profesor, comenzó a saludar a todos los que se encontraban en el salón. Al parecer, no había visto a Millie, y al saludar a la chica que se encontraba atrás de ella, se percató de su presencia. - Hey, miren, tenemos un nuevo integrante - Dijo mientras sonreía. - ¿Cómo te llamas, amigo?
- Déjalo, es un pollito asustado - Dijo Iris. Al parecer nadie se detuvo a verla y nadie se dió cuenta de que era una chica.

El tal Wolfhard, se sentó a atrás. El profesor le dió como cinco copias, cuando a los demás sólo les dió una.

- Te daré más de cinco si no aprendes la lección. - Dijo el profesor. El chico bufó y comenzó a ver los ejercicios.

Habían pasado dos horas y media, y la mayoría se había ido. Millie seguía tratando de hacer los ejercicios, pero no entendía ni uno. Miró a su alrededor, algo nerviosa, chocando con la mirada de el único alumno que había quedado. Al instante, desvío la mirada a la ventana. El profesor se levantó y dijo que iría por un café. Wolfhard, cuando el profesor salió, se acercó a Millie, sentándose a su lado.

- ¿Tienes algún problema con los ejercicios, amigo? - Preguntó el chico, haciendo que Millie se enfadara.
- No soy tu "amigo" - Dijo la chica, mirándolo con ira en sus ojos. Wolfhard abrió su boca y sus ojos, completamente asombrado.
- Oh, lo siento. No te había visto bien... Realmente lo siento...soy un idiota, no tuve que tratar así a una dama - Dijo Wolfhard, torpemente, tratando de arreglar la situación.
- Está bien - Sonrió Millie.
- Y... ¿Puedo ayudarte en algo? - Le preguntó, acercándose más.
- Soy de segundo. Y...no entiendo nada... - Dijo algo apenada, mirando sus ejercicios.
- Oh, sí, este profesor es un idiota. Me falta uno y me largo. Puedo ayudarte si quieres... - Le ofreció, Wolfhard, sonriendo
- ¿En serio? - Preguntó asombrada
- Claro - Dijo el chico, tomando su lapiz y ayudándola.

No tardó ni cinco minutos en hacerlo. Realmente se lo sabía de memoria.
El profesor llegó y Millie corrió a su escritorio, dándole la fotocopia. El profesor se fijó que estuviera todo hecho y la dejó salir.
Al abrir la puerta, Millie formuló un " Gracias " casi mudo a Wolfhard. Éste le sonrió y ella cerró la puerta.

Al salir, sacó su bicicleta, pero un grito la detuvo.

- ¡Hey! - Era la voz de Wolfhard. Corrió hacia ella y sí, era él. Millie lo miró con el ceño fruncido.
- Nunca me has dicho tu nombre - Dijo, algo agitado, tomándose las rodillas mientras se agachaba un poco, totalmente cansado.
- Millie - Dijo mientras sonreía
- Un gusto, Millie - Se paró bien, acercándose un poco más, y achinando sus ojos por el sol - Yo soy Finn Wolfhard. Me disculpo nuevamente por... - Fué interrumpido
- No te preocupes - Le sonrió - Debo irme, también fue un gusto, Finn, y gracias. Adiós.

Sin decir nada más, salió pedaleando rápidamente, sin dejar hablar al chico.

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Hello! Esta es mi primera historia Fillie.
No soy muy buena editando, así que sorry por la portada D:
Espero que les guste esta historia, y...ya no sé que decir, so, bye! 🌌

Fillie | My FUCKING fault.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora