Capítulo 12

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Hace muchos años existió un joven del clan de los fríos que llevaba sangre real cuya familia era la mejor amiga de la familia del rey. Aquel joven llevaba horarios muy estrictos por ser el único hijo de matrimonio, ya que él heredaría todo y tendría que en el futuro ayudar a la familia real como siempre se había hecho con las demás familias de sangre real.

Aquel joven vio a una hermosa chica sentada junto a un árbol observando la luna, se pregunto que hacia aquella joven sentada sola en la oscuridad pero no pudo acercarse ya que sus sirvientes estaban con él. Cada noche a la misma hora, veía aquella chica en ese lugar y cada día que pasaba lo llenaban de intriga.

– “Hola.” – dijo él una noche que decidió acercársele.

– “Oh!” – grito ella.

– “Siento haberte asustado.” –

– “La culpa es mía, por no prestar atención.” –

– “Qué haces aquí?” –

– “No es prohibido estar aquí.” – dijo ella volviendo a mirar al cielo.

– “No lo es pero una joven como tú no debería estar sola, peor en la noche. Es peligroso.” –

– “Ah…” – dijo ella sin prestar mucha atención.

– “Cómo te llamas” – dijo el joven después de algún tiempo en silencio, sentado junto a ella.

– “Lucia.” –

– “Mi nombre es Evan.” –

– “Mucho gusto, Evan.” –

– “Por qué estas aquí?” –

– “Me gusta observar la luna y este lugar es perfecto.” –

– “En verdad lo es.” – dijo Evan fijándose que estaban en una zona alta junto a un árbol que los protegía de los vientos fuertes y en ratos de lluvia este podría servir de techo. – – “Por qué la observas?” –

– “Me relaja y puedo pensar tranquila en este lugar.” –

– “Siento molestar.” –

– “Tranquilo, no eres mala compañía después de todo.” – dijo con una sonrisa. Evan no había visto una sonrisa más hermosa que aquella.

Los jóvenes se quedaron mirando la luna por algún tiempo mientras conversaban de muchas cosas a la vez, sabia aquel joven que ese día seria el inicio de algo hermoso. Las conversaciones eran interesantes y la compañía era la mejor, él estaba cansado de tantos horarios estrictos que esos días los atesoraba del todo. Los días pasaban y un día a la semana se encontraban en el mismo lugar, el joven siempre esperaba ese día para encontrarse. Pasaron varios años con esos encuentros y estos jóvenes se enamoraron, viviendo un amor puro y hermoso, los únicos que sabían de este amor eran la luna y el árbol que los acompañaban siempre.

Un día el padre del chico le dijo que debía involucrarse más con los asuntos del cargo que él heredaría, por lo que iba a estar más ocupado cada día. Sabia que los encuentros con Lucia eran tarde por la noche por lo que no se preocupo tanto, si hacia como su padre le pedía, nadie se daría cuenta de sus escapadas por la noche.

– “Evan, hemos pensado con tu madre que deberás estudiar en el extranjero.” – dijo su padre una noche mientras cenaban.

– “Por qué padre?” –

– “Es lo mejor y te vendría bien ir a pasar unos años con el hijo del rey, conocer a más jóvenes de tu edad e involucrarte más en la sociedad de la realeza.” –

Memorias Olvidadas - Parte 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora